«Nos ningunean, pero nosotros no nos dejamos». Este es el resumen que hace la Plataforma Pro-Hospital Zona Norte de Guardo, que denuncia que «durante los 365 días de 2023» no se celebró reunión alguna del Consejo de Salud en esta Zona Básica de Salud (ZBS) cuando, según la Junta de Castilla y León, han de celebrarse al menos dos al año. Una «sorpresa» para el colectivo, que se enteró de la inexistencia de estas reuniones tras solicitar ser invitadas a las mismas en sendos escritos remitidos a la Gerencia de Sanidad en Palencia y a la coordinadora del centro de salud de Guardo.
En paralelo, Pro-Hospital pide información sobre la especialidad de Rehabilitación en el centro de salud guardense. «El rehabilitador ha acudido habitualmente cada semana hasta noviembre, al igual que Traumatología. Sin embargo, a fecha de hoy, es cada quince días», subrayó la presidenta de la Plataforma, Belén Collantes. «Tenemos dos médicos rehabilitadores por debajo de la plantilla orgánica en la actualidad», es la respuesta que se nos da desde el Sacyl, añade.
También hace referencia a la especialidad de Pediatría, que pasa consulta una vez por semana para revisiones. La asociación ha vuelto a poner este hecho en conocimiento del Procurador del Común y la queja «ha sido revisada y admitida a trámite», afirman.
SANIDAD PRIVADA
Por otro lado, la asociación carga contra las partidas presupuestarias que se destinan a la sanidad privada para aligerar las listas de espera en lugar de contratar más médicos para la pública. «Ese dinero es de los contribuyentes y ustedes no lo pueden malgastar», lamenta Collantes.
«Dicen [la Junta] una cosa y hacen otra muy distinta; se rasgan las vestiduras justificando la ampliación en el presupuesto sanitario, pero luego se lo dan a sus amigos y familiares para los centros sanitarios privados», apunta.
Frente a todos los contratiempos, Pro-Hospital asegura que «seguirá luchando por una sanidad pública y rural», además de «preguntar, llamar a los despachos, escuchar a los vecinos y emitiendo comunicados a la prensa». Y es que, como remata Collantes, «no nos merecemos más derechos que los de las grandes urbes, pero tampoco menos».