Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Un clásico

12/11/2023

Me refiero al teatro y, más concretamente, al teatro español del Siglo de Oro. Conocemos su enorme importancia en nuestra historia literaria, pero no tenemos muchas oportunidades de ver alguna de sus obras en los actuales escenarios de nuestro país. Y no se entienden los motivos, a no ser la dificultad de encontrar actores capaces de interpretar el verso de modo convincente. No resulta fácil, pero, cuando se da esa circunstancia, el resultado es extraordinario. Es lo que sucede en el escenario del Teatro de la Comedia, de Madrid, donde se está representando La discreta enamorada, de Lope de Vega. El texto parte de una situación sentimental en apariencia simple, que el autor desarrolla con su acostumbrada genialidad y va enredando la trama con humor y crítica explícita a la falta de libertad de las mujeres del siglo XVII ( la obra fue escrita en 1605). Desarrolla con agudeza el choque generacional al enfrentar dos puntos de vista sobre las relaciones sentimentales: el juvenil y el senil, choque presentado con un sentido del humor inconfundiblemente actual. Todo ello expresado en bellísimos versos que unos buenos actores dicen con naturalidad y ritmo adecuados. Nuestro teatro clásico no está anticuado ni desfasado: suele estar mal representado. A veces presenciamos escenografías aberrantes en las que algún director incompetente cae en anacronismos absurdos que alejan a los espectadores del teatro. En cambio, esta versión de la comedia del Fénix respeta la época sin estridencias, con una escenografía simple pero eficaz que hace brillar el excelente trabajo de los actores. En Palencia tenemos a nuestro alcance viajar a Madrid con facilidad, en una hora y media en tren, lo que nos permite disfrutar de la rica oferta cultural de la capital de España fácil y cómodamente. Aprovechemos esa circunstancia en estos dificilísimos momentos que nuestro país afronta en una situación muy oscura y peligrosa por el egoísmo y miseria de gobernantes indignos. El arte, en cambio, nos predispone a la percepción de lo más alto que el alma humana es capaz de alcanzar y nos redime de tanta congoja que estamos padeciendo.

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