Oración por el centro de Palencia

César Ceinos
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La hermandad de la Virgen de la Piedad inicia su procesión colocando un rosario a San Francisco, un símbolo con el que sus seguidores buscan reconciliarse con Dios y con la humanidad, así como compartir la compasión

Oración por el centro de Palencia - Foto: Óscar Navarro

San Francisco de Asís, que estrenó aureola, y la Santísima Virgen de la Piedad fueron las dos tallas que protagonizaron la procesión de Piedad y Reconciliación organizada ayer por la tarde por la hermandad franciscana de la SantísimaVirgen de la Piedad, del Santo Cristo del Señor de la Vida y de la Muerte y SanFrancisco de Asís.

Ambas esculturas, los sonidos característicos del tararú y las carracas y la presencia de capirotes y túnicas de los distintos colores de las nueve cofradías penitenciales de la capital fueron los grandes nexos de la procesión con su pasado. El recorrido de la comitiva fue totalmente nuevo al cambiar su marcha a los barrios y el acto central de reconciliación en una iglesia parroquial por un itinerario que recorrió el centro de la ciudad, deteniéndose en siete lugares franciscanos o marianos para rezar una corona franciscana. 

En esta ocasión, los devotos llevaron a cabo el sacramento de la confesión (reconciliación) en la iglesia de San Agustín durante todo el Viernes de Dolores (de forma paralela al besamanos de la Virgen de la Piedad) y ayer por la mañana. Minutos después de las 18,45 horas arrancó, del mismo templo, la procesión del Sábado de Pasión. En el punto de salida, bajo la atenta mirada del público que se congregó en la calle Mayor y con más viento del deseado por la organización (igual que ocurrió el viernes), se colocó la corona franciscana a la imagen de SanFrancisco y se entonó la primera oración a laVirgen de la Piedad, obra de los hermanos Martínez que data de 2004. 

Los seis siguientes se llevaron a cabo en las inmediaciones de la capilla del Santo Sepulcro (segunda parada), monasterio de la Piedad (tercera), convento de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados (cuarta), iglesia de Nuestra Señora de la Calle (quinta), monasterio de las Clarisas (sexta) e iglesia de San Francisco (séptima).

El rosario que colocaron a la talla de SanFrancisco (viuda de Reixach, siglo XX) es similar a la que llevaron los miembros de la hermandad de la Piedad, que se fundó en 1998. Con este símbolo, los seguidores del santo de Asís buscan reconciliarse con Dios y con la humanidad, así como compartir la compasión y respetar la vida. Además, representa el poder de la oración, la espiritualidad y la devoción.