Imagínese por un momento que tiene que emigrar, ya sea porque huye de la miseria, de la guerra, de la desesperanza que produce no tener un horizonte para vivir dignamente.
Y te vas. Cierras la puerta de lo que ha sido tu vida dejando atrás familia, amigos, costumbres, paisajes...
Llegas a un lugar donde crees que puedes tener una vida mejor pero... así empieza la pesadilla. No tienes "papeles" y te conviertes en invisible.
En esta situación se encuentran más de medio millón de personas, y son las organizaciones sociales de la Iglesia las que vienen reclamando la legalización estos inmigrantes que viven entre nosotros "sin papeles".
Personas que carecen de derechos, que trabajan un día sí y muchos no, que están expuestos a todo tipo de abusos, y que hasta ahora no han encontrado en las instituciones públicas ni respuesta ni apoyo.
No les vendría mal a los ministros y al propio Presidente pasarse por cualquiera de las sedes de Cáritas o de cualquier otra ONG, o de cualquier parroquia porque es en estos lugares donde pueden conocer la realidad de la inmigración a través de las historias de quienes acuden a la Iglesia en busca de ayuda para comer, para dormir, para trabajar, para sobrevivir.
Tenemos un Gobierno muy de izquierdas pero de "boquilla". Viven al margen de la realidad. Por ejemplo
La señora Vicepresidenta Yolanda Díaz no suele hablar de esa "otra" realidad, ella está en otras batallas. Pero no es la única, el Presidente, tan preocupado por arreglar los problemas del mundo mundial, tampoco parece conmoverse por quienes carecen de todo y están entre nosotros.
Hace unos días se presentaba en el Congreso una Iniciativa Legislativa Popular avalada por seiscientas mil firmas y presentada por los propios inmigrantes a través de la Plataforma Regularización Ya. Una petición avalada por la Conferencia Episcopal, pero a la que han dado la espalda los sindicatos, ¿alguien lo puede comprender?. Bueno, pues está por ver que el Gobierno Sánchez decida dar luz verde a esta iniciativa regularizando al medio millón de "sin papeles".
Sí, ya sé que la legislación europea prohíbe las regularizaciones masivas, pero las leyes deben de estar al servicio de las personas.
Saben, creo que no les vendría mal a los poderosos vivir la experiencia de lo que es carecer de "papeles". El miedo a que te detengan, el buscar trabajo y que te digan que no porque no tienes documentos, el que te mal paguen en caso de que te contraten por la puerta de atrás, el dormir en la calle, o en pisos donde el hacinamiento es la norma, y tantas y tantas situaciones infrahumanas.
Sí, esa experiencia la deberían de vivir nuestros gobernantes, aunque fuese por unas horas.
Pero los ciudadanos de a pie podemos empujar para que se produzca esa regularización de los "sin papeles". No hay un día que perder, porque un solo día es la diferencia entre ser un ciudadano con todos los derechos y ser un ciudadano inexistente.