Todas las encuestas, sin excepción, incluidas las del CIS, reflejan la tendencia declinante del partido en el Gobierno que se viene detectando desde las elecciones generales de julio. La pérdida de apoyo popular no solo afecta al componente mayoritario de la balcanizada ecuación de poder, que es el PSOE de Pedro Sánchez. También se desploma Sumar, su socio principal, una vez consumada la escisión de Podemos.
El último sondeo ofrecido a los seguidores del medio más afín a los teólogos de la Moncloa declamaba en primera plana que "El PP ensancha a 5,5 puntos su ventaja sobre el PSOE, la mayor desde el 23-J". Con un inquietante dato para el estado mayor de la Moncloa: un 6,5% de voto socialista se ha pasado a la causa electoral del PP.
Malas noticias para Sánchez, cuya estrella languidece. Y si rastreamos las causas nos saldrá al paso inmediatamente, como vector ineludible del análisis, la proposición de ley de amnistía a condenados y no condenados que promovieron con distinto grado de responsabilidad el fallido golpe secesionista de octubre de 2017.
La amnistía va camino de convertirse en el gran boomerang de las políticas de Pedro Sánchez, a juzgar por el volquete de efectos indeseados de la iniciativa (la proposición de ley sigue en el telar parlamentario). Sobre todo, si cruzamos esa iniciativa con la corrupción de cercanías que está afectando al Gobierno y al PSOE.
Efectivamente, los escándalos que llevan los nombres de Koldo y Begoña Gómez también están conspirando en lo que el diario más afín al Gobierno, a la vista del último barómetro de 40DB, describe como "lento declive" del PSOE. Y se entiende porque amnistía y corrupción cursan juntos en la percepción de la gente.
Me explico. De modo más o menos sobreactuado los ministros y los dirigentes del PSOE presumen de tolerancia cero contra la corrupción, apuntando a los casos antiguos y presentes que salpican al PP. El mantra es: "El que la hace la paga". Pero se hace muy cuesta arriba conciliar mentalmente esa proclama con la declarada voluntad de amnistiar a los malversadores del "proces", por citar solo el delito que cometen quienes meten la mano en la caja del dinero público. Si fue por la independencia de Cataluña, no hay ningún problema. A saber:
"Quedan amnistiados los actos cometidos con la intención de reivindicar, promover o procurar la sucesión o independencia de Cataluña, así como los que hubieran contribuido a la consecución de tales propósitos". Así reza el apartado "a" del artículo primero de la proposición de ley de amnistía, que fue la estrella del debate de este lunes en la Comisión General de las CCAA del Senado con la inexplicable ausencia del Gobierno y de los presidentes autonómicos del PSOE.