La RAE define la palabra tensión como un «estado de oposición u hostilidad latente entre personas o grupos humanos, como naciones, clases, razas, etc». Un vocablo que, con frecuencia, va cada vez más unido al actual Gobierno de Pedro Sánchez y a la actualidad política que rige el día a día a nivel nacional, ya sea con la oposición o, incluso, con sus actuales socios.
Pero, por unas razones u otras, esas tiranteces también se han extendido a las relaciones que van más allá de nuestras fronteras. Y todas ellas con un frente común: Latinoamérica.
Argentina primero, Venezuela después y, más recientemente, México forman parte del historial de capítulos que han desembocado en diversas crisis diplomáticas para la Moncloa a lo largo de estos últimos meses.
La próxima Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar en Ecuador, fechada para el 14 y 15 de noviembre, apunta a ser el escenario idóneo para calmar las aguas y, de paso, reforzar los lazos con tres naciones que son clave para España por los fuertes vínculos económicos, culturales y políticos que mantiene con la comunidad iberoamericana.
Acto sin precedentes
El veto del Gobierno mexicano a Felipe VI en la toma de posesión de la nueva presidenta del país, Claudia Sheinbaum, el 1 de octubre, ha tensado la cuerda con México, ya que se trata de un hecho sin precedentes en la relación que España conserva con los países de América Latina, puesto que el jefe del Estado representa a la nación en este tipo de actos. Este suceso ahonda en la crisis diplomática que en su día abrió el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2019, cuando pidió al monarca que se disculpara por el pasado colonial del país ibérico, algo que sigue reclamando la dirigente electa.
La respuesta del Ejecutivo a este desaire fue no participar en la ceremonia como protesta. La ministra de Exteriores, Alicia Bárcena, incluso animó al Estado europeo a participar en una «reunión de desagravio» para aparcar diferencias históricas.
Con México, España mantiene una relación económica de alto nivel al ser el primer destino de las exportaciones nacionales en la región, según los últimos datos de 2021 que aporta el Ministerio de Exteriores, y el segundo inversor después de Estados Unidos. A su vez, el Estado norteamericano es el sexto en España.
Altibajos
La situación diplomática con Venezuela es más agria aún y los desencuentros desde que gobierna Nicolás Maduro han sido constantes, especialmente con el PP, hasta llegar al momento de tensión actual por los resultados de las elecciones del 28 de julio, que no reconoce ni la Moncloa (no sin dificultades) ni la Unión Europea (UE).
Los últimos comicios han evidenciado las diferencias existentes con el régimen chavista. La comunidad internacional duda de la limpieza del proceso y se niega a reconocer la victoria de Maduro. También el Ejecutivo, aunque este último de una manera más tibia.
El candidato opositor, Edmundo González, que se declaró ganador, acabó refugiándose en la embajada española y posteriormente viajó a Madrid, el pasado 9 de septiembre, a la espera de asilo político.
La UE ha pedido a Venezuela que publique las actas de las elecciones que, según el régimen, ganó Maduro. González cuenta con el reconocimiento del Congreso y del Senado (con el voto en contra del PSOE) como presidente legítimo.
La cronología del choque diplomático incluye la denuncia de coacción por parte de González para abandonar Caracas y la detención de dos españoles en suelo americano tras la llegada del líder opositor a territorio nacional, acusados de pertenecer al CNI y planear un atentado contra Maduro, algo que niega Exteriores.
Con Caracas los vínculos comerciales son escasos, con unas exportaciones por importe de 146 millones de euros en 2023, frente a unas importaciones que ascendieron a 619 millones y que prácticamente se limitan al petróleo que importa Repsol, según el último informe elaborado por ICEX España Exportación e Inversiones.
Calma pese al choque
Finalmente, la situación con Argentina vive una tensa calma aunque la canciller de ese país, Diana Mondino, aseguró recientemente que, pese a los ataques del presidente, Javier Milei, al Gobierno español, las relaciones bilaterales no sufren ninguna crisis ni se ven formalmente afectadas.
España retiró a su embajador el pasado mes de mayo después de que Milei, en una visita a Madrid invitado por Vox, insultara al dirigente socialista y llamara «corrupta» a su esposa, Begoña Gómez.
Las acusaciones del mandatario venían precedidas de unas declaraciones del ministro de Transportes, Óscar Puente, quien sugirió que el líder de la Casa Rosada tomaba «no sé qué sustancias».
Argentina es uno de los socios comerciales más importantes de España, es el segundo país inversor y el noveno destino de las inversiones nacionales. Buenos Aires, por su parte, ocupa el 15º puesto como inversor en nuestro territorio.