El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la condena de 18 años y nueve meses de cárcel impuesta por la Audiencia de Palencia a un hombre por violar y maltratar de forma continuada a su mujer, a la que además deberá indemnizar con 60.420 euros en concepto de responsabilidad civil.

El tribunal ha rechazado el recurso de apelación interpuesto por el acusado contra la sentencia dictada en febrero de 2023 por la Audiencia Provincial de Palencia y ha estimado parcialmente el interpuesto por el Ministerio Fiscal, al que se habían adherido las acusación popular y particular, aunque lo ha hecho en un aspecto mínimo que prácticamente no afecta a la resolución inicial. Como consta en la sentencia del TSJCyL, facilitada por fuentes de este tribunal, la Audiencia de Palencia declaró probado que durante años el acusado violó y maltrató a su mujer con la que empezó una relación sentimental cuando ambos tenían 13 años.

Cuando tenían 19 años, la mujer quedó embarazada de la única hija que tienen y, según ha quedado probado, ya desde el embarazo, con ánimo de atentar contra la integridad física y psicológica de la víctima, de modo constante le propinaba patadas y empujones, y la menospreciaba con comentarios como "no vales para nada, mente plana, tienes dos oídos para escuchar y una boca para callar". Además le daba patadas estando en la cama hasta que la tiraba al suelo, le daba tortazos, le agarraba del pelo y del cuello golpeándola contra la pared, sometiendo la voluntad de su mujer durante todo el tiempo que duró el matrimonio.

La sentencia enumera situaciones de violencia que sufrió la víctima a lo largo de los años y cita que la obligaba a vestirse y maquillarse como él quería y en ocasiones como una prostituta, habiéndola llevado en una ocasión a un club de alterne contra su voluntad para que viera lo que allí hacían las mujeres. Además de las lesiones físicas, la mujer presenta, a causa de los hechos probados, depresión, sentimientos de inutilidad, retraimiento en las relaciones personales, sentimientos de fracaso, tristeza, alteración del sueño, reducción de la energía, pérdida de apetito y peso, baja autoestima, miedo intenso o pánico.

Padece además una identidad personal profundamente dañada y estrés postraumático crónico, todo ello compatible con la existencia de violencia habitual en la pareja de tipo sexual, físico y verbal.