En Cataluña, Caín y Abel se llaman Junts y ERC. Luego, hay palmeros intermitentes, como Asamblea Nacional Catalana, y remeros interesados del sector empresarial, que son los mismos que contribuyeron a concederle a Franco la medalla de honor del Club de Fútbol Barcelona, mientras sus hijos son separatistas de conveniencia, y adictos a pagar la mordida del 3%, siempre y cuando puedan hacer más caja.
Tanto Caín como Abel -o tanto Abel como Caín- quieren hacer felices a los ciudadanos que viven en Cataluña y luchan para que eso pueda hacerse fuera de la opresión de España (de la que quieren forman parte la mitad de los ciudadanos que viven en Cataluña). Esa coincidencia les lleva a la fraternidad, pero son hermanos en los fines y no se aguantan entre sí y, por ello, el señor Aragonés García, de los García catalanes de toda la vida -más conocido como Pere Aragonés- ha convocado elecciones, porque no soportaría que el Cobarde Prófugo, conocido antes como Puigdemont, pudiera participar personalmente en un regreso irritantemente triunfal.
La excusa ha sido que los presupuestos presentados por el presidente Aragonés García fueron rechazados, pero en lugar de prorrogarlos y seguir. de presidente prefiere adelantar las elecciones para que el Cobarde Prófugo tenga que participar desde Waterloo, que está a una distancia tranquilizadora.
Luego está Salvador Illa, que parece que no es separatista, pero ha votado a favor de aumentar el presupuesto de espías para que se siga persiguiendo, en el recreo, a los niños que hablen en castellano, y de que se continúen abriendo embajadas catalanas de juguete en Sídney, en Pakistán o en Kenia, porque él sabe que eso hace feliz a los ciudadanos catalanes. Su problema es que para votar una imitación a lo mejor los votantes prefieren un secesionismo fresco, y no el secesionismo vergonzante y congelado de Salvador Illa.
Mientras llega esa ansiada felicidad, Cataluña retrocede en bienestar social, y cada vez hay más pobreza, más fracaso escolar, y aumentan las empresas siguen pagando impuestos en otras autonomías, donde tienen algo más de seguridad jurídica, amén de evitar el rechazo a consumir productos y servicios de empresas sospechosas de ser separatistas. De cualquier manera, el señor Aragonés García ha dicho con solemnidad de mayordomo que la convocatoria electoral está servida.