Editorial

Una de las mejores campañas de incendios, pese a las olas de calor

DP
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Prevención, precaución y educación son primordiales frente al fuego

La época estival, sobre todo en años como este con cuatro olas casi consecutivas de calor extremo y una sequía, que puede calificarse de pertinaz, encierra un riesgo muy alto de incendios forestales. Sin embargo, la provincia de Palencia la ha pasado sin apenas sobresaltos y con veinticinco siniestros entre el 1 de junio y el 15 de octubre que solo han afectado a 9,7 hectáreas, una superficie seis veces menor que la que ardió entre enero y mayo. 

El dato resulta curioso si se tienen en cuenta las temperaturas de uno y otro período, pero baste decir que la mayor parte de las 58,6 hectáreas quemadas en los cinco primeros meses del año (49,4) eran de pastos, ya que el fuego se registró en zonas de ribera, linderas y arroyos. 

Así las cosas, podemos respirar tranquilos respecto a la masa forestal palentina, que apenas ha sufrido daños este verano, en la confianza, además, de que no haya fluctuaciones significativas del tiempo, al menos hacia arriba, puesto que ya hemos empezado a sentir con fuerza las borrascas y los frentes. 

 Hay que resaltar, asimismo, que ninguno de los incendios pasó de nivel cero -el más bajo de los cuatro existentes-, al ser controlados por el personal del Infocal y no constituir peligro alguno para las personas.

Con la situación controlada al cien por cien y el cambio meteorológico, el Gobierno de Castilla y León rebajó el riesgo a medio en toda la comunidad el 13 de octubre y volvió a rebajarlo el día 17. La probabilidad es mínima, aunque se mantendrá activa buena parte del operativo antiincendios. Por precaución y por prevención.

Hablando de esto último, hay que subrayar también la importancia de llevar a cabo tareas de limpieza, desbroce y vigilancia con carácter preventivo, así como la prohibición de encender barbacoas, de realizar quemas descontroladas de rastrojo y residuos y el mantenimiento del control. Está visto que es decisivo, de cara a evitar los grandes siniestros y a garantizar la conservación medioambiental y la seguridad de la población del ámbito rural, y es el camino a seguir. Y a fomentar e incrementar. 

Sin olvidar el papel decisivo que juega la educación en la preservación de la riqueza natural de esta y de las restantes provincias, educación que tiene que implementarse desde la infancia, en los planes de estudio, ya sea de manera troncal o transversal, continuar en la adolescencia y no perderse en la madurez. Es una obligación moral, institucional y social, amén de el cumplimiento necesario de las recomendaciones y directrices tendentes a salvaguardar el planeta en este tiempo convulso.

Nos congratulamos, pues, de la buena campaña antiincendios y hacemos votos para que no cambie en negativo.