Desde sus primeros pasos en el cine, a la joven directora Paula Ortiz le ha interesado narrar historias de mujeres. De ahí que no sea extraño la fascinación que, confiesa, le provocó conocer la figura histórica de Hildegart Rodríguez. Su sorprendente biografía, que vivió a comienzos del pasado siglo XX, la ha narrado en La virgen roja y puede contemplarse en salas de cine desde el pasado 27 de septiembre.
¿Por qué decide llevar al cine la historia de Hildegart Rodríguez, una mujer que fue concebida con ideas eugenésicas por su madre?
Me parece que es una historia fascinante de la fábula, de la metáfora del siglo XX, y la profesora Cenarro, catedrática de la Universidad de Zaragoza, me dio mucha información sobre ella y cuando, posteriormente, yo fui profesora en la Universidad de Barcelona, hicimos un proyecto de cartas de mujeres que empezaban con las de Hildegart.
Uno de los temas que aborda la película es el amor posesivo y la maternidad como proyección de sueños propios. Algo muy peligroso.
La película toca muchos puntos de los excesos de las maternidades y paternidades y de sus frustraciones y esas pedagogías erróneas, porque creen que sus hijos son suyos y que las frustraciones las van a superar con sus vástagos. En el caso de Aurora, creía que podía criar a una criatura perfecta, y en esa perfección olvidó que era un ser libre.
Me llama la atención que Hildegart defendía la igualdad de sexo; no veía al varón como enemigo, como hacen algunas feministas actuales, o su propia madre.
Hildegart tenía una visión muy integradora del feminismo con respecto a los compañeros, tenía claro hace 100 años que había que caminar al lado de los varones. Ella reivindicaba una lucha y un reconocimiento de igual a igual, quería una reforma junto a ellos, porque deseaba luchar por un mundo mejor junto a los hombres.
Otro aspecto interesante de la película, y muy actual, es la decepción política que experimentó con el Partido Socialista cuando observó su incoherencia entre ideología y práctica.
Era superdotada y tenía una capacidad académica y de análisis extraordinaria. Una de las frases de Hildegart que llaman mucho la atención a la gente en esta película, y que repetía, es muy válida: como los partidos ganan las elecciones con un programa y ejecutan otro. Los excesos de las ideologías se ven en cualquier lado.
Qué ha sido lo más complicado de este filme: ¿encontrar las actrices adecuadas, elaborar el guion, la recreación en la puesta en escena?
Ha sido un proceso de trabajo muy largo. La elaboración del guion fue muy difícil porque hay muchísima documentación de Hildegart, sobre su persona, su obra literaria extensa y la transcripción del juicio de su madre. También el trabajo con las actrices fue delicado.