José María Nieto Vigil

Sin Perdón

José María Nieto Vigil


No a la amnistía

13/10/2023

Finalizado el primer acto de la farsa vivida en el Parlamento del todavía Reino de España, comienza el segundo acto y el desenlace -ya escrito, por cierto- del drama que estamos viviendo, aunque muchos no parezcan interesados en los asuntos de nuestra Patria        -con mayúscula-. Así somos algunos españolitos.
Es la hora de nuestro ínclito, taimado y escurridizo presidente del Gobierno en funciones -no sabemos cuáles-, el lindo don Pedro, 'el de las Mercedes', que así pasará a la historia por sus deslealtades, despropósitos, traiciones y felonías varias. Mudito en el hemiciclo durante el fallido debate de investidura de su adversario, consciente de su poder en la sombra junto a sus mesnadas antiespañolas, no abrió la boca ni para decir adiós. No quería un desgaste dialéctico del que saldría muy mal parado, prefirió la pérfida cobardía del silencio, menospreciando a su contrincante y despreciando toda ética y buena costumbre parlamentaria de debatir. Para defender lo indefendible, lo inasumible, vergonzoso y repugnante en grado supino, escogió al mamporrero, de estilo chabacano y matón, Óscar Puente, quien con sus astracanadas y desvaríos mentales, hizo las delicias de su público que, alborozado y enfervorizado, aplaudía y reía a mandíbula batiente. Dantesco.
La falta de respeto a la sana costumbre de la cortesía parlamentaria saltó por los aires, pisoteada sin ningún miramiento por su jefe se filas que, desde su escaño, asistía impertérrito e indiferente, estólido y desafiante, con mirada indulgente hacia Sus Señorías  que le exigían comparecer en la tribuna de oradores. 
Mire don Pedro, lo que usted ha hecho y está haciendo, en la penumbra, a escondidas, de espaldas al pueblo español deja en pañales al Conde Don Julián, que por cierto, también traicionó a su rey, junto al Obispo Oppas. Ambos exponentes del modelo de traidores en la Historia de España. 
Los españoles no queremos la amnistía para los culpables, sentenciados, juzgados y por juzgar; no queremos referéndum en el que no podamos participar TODOS; tampoco queremos romper la unidad de España y, finalmente, muchos no le queremos ver ni en pintura, mal que nos pese.