No hay exageración en escribir que iniciamos una semana llamada a permanecer largo tiempo en nuestra memoria. Y no como recuerdo feliz. Más bien lo contrario. La expectativa de que este martes en el Congreso de los Diputados se apruebe el texto de la Ley de Amnistía a pesar del clamor generado por su manifiesto desafío al marco constitucional convierte el momento político que vive nuestro país en un foco de tensión inquietante.
El PSOE, en observancia acrítica de la deriva hacia dónde nos conduce la ambición de Pedro Sánchez atado a las exigencias de los partidos separatistas, comparece dispuesto a votar el texto pactado con Junts y ERC en el que se incluye amparar con la amnistía los delitos de terrorismo con la salvedad de aquellos que "hayan causado violaciones graves de derechos humanos".
Pero a pesar del escándalo y la burla conceptual que supone establecer que hay dos clases de terrorismo -uno "bueno", amnistiable, y otro no- si el texto que sale adelante es el que fue aprobado el pasado martes en la Comisión de Justicia, la nueva ley podría dejar fuera del paraguas de la impunidad al prófugo Carles Puigdemont a quien el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón en el último auto conocido investiga por su presunta relación con el llamado Tsunami Democrátic, la organización vinculada con los graves altercados acaecidos en Cataluña en 2019, hechos que califica de actos terroristas y que, en principio, podrían quedar excluidos del amparo de la nueva Ley. El primero en advertirlo ha sido Gonzalo Boye, el abogado de Puigdemont que habla de que contiene "un agujero negro por el que caerá mucha gente".
En ése escenario cabe pensar que los diputados de Junts someterán al PSOE a una nueva vuelta de tuerca para ampliar la base conceptual de los delitos que quieren que sean amnistiados, porque el futuro marco de impunidad que han conseguido hasta la fecha para cuantos están encausados podría no ser suficiente para garantizar la vuelta de Puigdemont a España sin riesgo de ser apresado para responder ante la Justicia. La respuesta a la pregunta de qué hará Pedro Sánchez para salir del trance la dejo consignada a la sagacidad del lector.