Más de uno estará disgustado por no haberse llevado ni un pellizco de la Lotería de Navidad. Si bien la suerte en una fecha como esta se la reparten unos pocos agraciados, las múltiples y variadas iniciativas que se han llevado por cuenta propia a lo largo y ancho de la provincia ayudan a distribuirla un poco más. Así las cosas, entre las porras de los bares y demás ideas puestas en marcha por toda tipología de negocios y establecimientos, la suerte estuvo más que repartida.
Dieciocho años lleva Lidia Grijalvo organizando en sus restaurantes una más que tradicional porra de mil números a las últimas cuatro terminaciones del Gordo de Navidad. Una cesta y un premio económico fueron las alegrías particulares que repartieron respectivamente el Trigal de la Martina y el Moma para aquellos que, por un fallo en la quinta cifra, no pudieron cantar el 72.480 de forma completa. «A nosotros nos gusta mucho la Navidad y creemos que es una época para compartir. Nos encanta ver la cara de felicidad de los clientes cuando recogen la cesta», reconoce Grijalvo.
La porra de la Peña Athletic Club Guardo es también un clásico de estas fechas, tan longeva como los 25 años de este colectivo de hinchas del conjunto rojiblanco en la Montaña Palentina. Allí los números «vuelan» y, en apenas un par de semanas, se completaron todos los disponibles. El agraciado se lleva una cesta a la que no le falta casi de nada: licores, un jamón, ibéricos, turrones y otros dulces propios de estas fechas, entre otros. Para optar a ello, tan solo es necesario que la casilla elegida coincida con las dos últimas cifras del número agraciado con el Gordo. «Es nuestra particular forma de celebrar la Navidad con nuestros socios y premiar la fidelidad y confianza que depositan durante todo el año», apunta José Manuel Abad, vicepresidente de esta Peña que aglutina a más de un centenar de integrantes.
La Librería Liceo también organizó en Carrión, por séptimo año, su porra a las cuatro terminaciones del Sorteo de Navidad. El poseedor del número 2.480 se hizo con una cesta tan premiada como querida. Y es que la gran afición por esta iniciativa ha llevado a Álvaro Santos, responsable del negocio, a engordar año tras año las cestas. Dentro de la larga lista de premios se encuentran un teléfono móvil, un viaje a Canarias, un televisor, un fin de semana en un spa, una bicicleta y un sinfín de productos de la tierra. «Desde el 1 de agosto vendo las papeletas y cada vez me las compra más gente de fuera», comenta Santos, al tiempo que asegura que son muchos los que «están casi más pendientes de la cesta que de la Lotería de Navidad».
El gimnasio Studio13 de la capital organizó por cuarto año consecutivo su porra benéfica, cuyo importe se destina cada año a una entidad diferente. En este caso, se repartieron tres premios a las terminaciones que coincidan con los número cantados por los niños de San Ildefonso.