Una ansiada reapertura llena de ilusión y felicidad

Pablo Torres
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Eduardo Casquero y Miriam Fernández gestionan el restaurante del centro de mayores de La Puebla, que volvió a dar servicio de comidas después de un mes. El anterior responsable lo dejó tras 20 años por problemas de salud

Los usuarios del centro de mayores de La Puebla disfrutan de una comida «variada y saludable» en el restaurante de la dotación. - Foto: Óscar Navarro

La espera se hizo larga. Esa es la sensación de los usuarios del centro de mayores de La Puebla, donde el servicio de comidas ha permanecido cerrado durante un mes después de que el anterior responsable tuviera que dejarlo por problemas de salud tras más de 20 años. 

Ahora, los usuarios del centro vuelven a disfrutar de un menú «variado y saludable» gracias a los hosteleros Eduardo Casquero y Miriam Fernández, quienes han asumido la gestión del restaurante y han reactivado este espacio tan querido dentro de la dotación municipal. «Llevamos unos 25 años en la hostelería y, si bien no habíamos trabajado nunca con personas mayores, queríamos luchar por un trabajo propio y darles a los usuarios un trato cómodo», apunta Casquero a Diario Palentino.

La pretensión de los nuevos responsables es que la totalidad del centro funcione como «una familia». «Queremos que las personas se sientan a gusto y pasen aquí su tiempo», señala Fernández. «Nos vamos a enfocar en el trato. Si funcionamos como una familia, esto saldrá adelante», añade Casquero.

Fue este lunes cuando los usuarios del centro pudieron volver a comer en las mesas donde tantas veces se han reunido con sus amigos y conocidos. «Estaban con muchísimas ganas. Venían todos los días a preguntar a la puerta cuándo se iba a reabrir el restaurante», afirma la responsable del centro, María Jesús Prieto, al tiempo que reconoce que para ser un cambio de gestión se ha tardado «relativamente poco» en volverlo a poner en marcha. «Nos hemos dado mucha prisa», subraya. En este punto cabe mencionar que el servicio de cafetería solo permaneció cerrado una semana.  

«La cafetería en un centro de mayores es fundamental. Es un sitio de reunión y comunicación que anima a las personas a arreglarse, salir de casa y venir aquí», detalla la responsable, quien alaba a su vez la importancia de ofrecer una comida «equilibrada y diversa» para aquellos que no cocinan habitualmente. «Para envejecer bien hay que cuidar tres patas: el cuerpo, la cabeza y las relaciones sociales. Aquí se cumplen todas», agrega. 

Desde el Ayuntamiento agradecen que se haya reactivado este servicio, el cual  califican de «necesario» para las personas mayores.«Primero, porque les libera de hacer comidas, pero, sobre todo, porque les invita a salir de casa y socializar. Estamos muy contentos por ellos», concluye la delegada del área de Bienestar Social, María del Rosario García.