Inglés con 'ADN Atleti'

Diego Izco (SPC)
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El británico se ha ganado pronto a la afición del Metropolitano. - Foto: Ballesteros (EFE)

Conor es un inglés de vieja escuela. Cuando la FA puso miles de millones sobre la mesa para mejorar el fenotipo del futbolista británico, harto de que la Premier triunfase pero las selecciones fracasaran, diseñó jugadores de ataque majestuosos… pero olvidó trabajar en aquellos que sostienen las más bellas construcciones: los 'Three Lions' alcanzan finales a pesar de jugar con un portero histriónico y permanentemente excitado como Pickford y echan de menos a un 'patas' como Maguire. 

En el centro del campo, donde brillan algunos de los mejores mediapuntas del planeta, Conor Gallagher es el muchacho que devora kilómetros y tibias si hace falta para que otros luzcan. Es como se consigue el equilibrio: con jugadores que terminan vacíos porque dejaron todo lo que tenían sobre el pasto. En esa política de no ahorrarse nada, el muchacho de Epsom ha caído de pie en el Metropolitano: solidaridad, máximo esfuerzo, ayudas permanentes, actitud intensa… puro 'ADN Atlético' que le ha convertido en ídolo de masas en apenas dos pinceladas. 

Era el fichaje más deseado por Simeone, incluso más allá de los goles que traían debajo del brazo Julián Álvarez y Sorloth: el cuadro rojiblanco necesitaba sostenerse para atacar. Había perdido esa solidez que caracterizó siempre al 'cholismo' y, para el técnico argentino, no tenía tanto que ver con la capacidad de sus centrales como con el pulmón de sus mediocampistas. Necesitaba, como decían algunos 'estudiosos' en Sudamérica, un 'cortacésped': alguien que cabalgase por todo el campo persiguiendo balones y rivales con tal fiereza que contagiara al resto del equipo. 

Gallagher pasó un agosto angustioso con varios vuelos Londres-Madrid y Madrid-Londres, oculto en un hotel de Madrid, frustrado cuando el Chelsea se echó atrás en primera instancia (en su operación estaba prevista la marcha de Samu Omorodion hacia los 'blues') y después fue el traspaso de Joao Félix el que allanó el camino de Conor hacia el distrito de Canillejas. A sus 24 años, conseguía abandonar un proyecto al borde del estallido para recalar en uno donde seguir creciendo. Sentía que el Chelsea se había convertido en un obstáculo.

el 'pitbull'. A veces, un apodo hace más por el humano que el propio humano por su apodo. Si tu profesión es la de mediocentro de vieja escuela, no es lo mismo ser el 'Flaco' que el 'Pitbull': Gallagher, que responde al segundo de ellos, convive perfectamente con su alias a pesar de ser un tipo más o menos espigado de 1,82 metros y 74 kilos. Todo lo aprendió en aquellas lujosas escuelas que Roman Abramovich construyó para convertir al Chelsea en bicampeón de Europa. Y creció a base de cesiones: Charlton, Swansea, West Brom, Crystal Palace… Los técnicos le tenían mucha fe, pero en la política de 'fichajes sin control' de los londinenses, no era fácil vender la irrupción de un canterano antes que la incorporación de un internacional argentino (Enzo Fernández), ecuatoriano (Caicedo), Belga (Lavia), tres incorporaciones de estos dos últimos años que le han costado casi 300 millones de euros al club que preside Todd Boehly. 

Conor Gallagher no llegó 'de facto' a la primera plantilla del Chelsea hasta la temporada 22/23… pero Gareth Southgate, seleccionador inglés, ya le había dado la alternativa en 2021: Inglaterra necesitaba 'pitbulls' o 'cortacéspedes', tipos que sostuvieran la mejor generación de atacantes de su historia. Gallagher (como los Rice, Jones o Phillips) devora kilómetros para que todo funcione. Y además llega con criterio (se estrenó este fin de semana como goleador rojiblanco y el año pasado marcó siete dianas en azul). Ha nacido un ídolo en el Metropoliano.