El bipartidismo acapara las tres actas al Congreso

Carlos H. Sanz
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Solo si el voto de castigo se impone al útil hay opciones de que una tercera fuerza entre en el Congreso representando a la provincia, algo que solo sucedió en abril de 2019

El bipartidismo acapara las tres actas al Congreso - Foto: Rubén Serrallé

¿Conseguirá una tercera fuerza entrar en el reparto de los tres escaños del Congreso asignados a Palencia? Esa es la gran incógnita de unas elecciones generales atípicas por cuanto supone que se celebren en pleno verano. Romper el reparto tradicional de escaños en una provincia como Palencia no es sencillo. En 14 de los 15 comicios a las Cortes Generales celebrados en España desde 1977, en tan solo una ocasión se ha alterado la distribución de dos actas para la formación más votada y una para la segunda con mejores resultados.

Fue en abril de 2019, en unas elecciones en las que el PSOE ganó  con 33.209 votos pero Ciudadanos, que obtuvo 16.843 apoyos, se hizo con el tercer escaño por 239 sufragios. El segundo diputado fue para el Partido Popular, que sumó 31.332 votos. Una anomalía que solo duró unos meses, ya que no se pudo conformar Gobierno y en la repetición de elecciones, en noviembre, se regresó al reparto de 2-1 que se ha dado en 14 de las 15 citas electorales de la historia democrática española. 

Conviene recordar que en España existen 52 circunscripciones electorales para el Congreso de los Diputados, que se corresponden con cada una de las cincuenta provincias españolas, además de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Todas tienen asignadas un mínimo de dos escaños -excepto Ceuta y Melilla, que tienen uno cada una- (102 en total), y el resto de los 248 diputados se asignan de forma proporcional en función de la población.

Soria, con 2; y Ávila, Segovia, Zamora y Palencia, con 3, están entre las provincias con menor representación en la Cámara Baja, lo que tradicionalmente alimenta el denominado como voto útil porque el reparto de los votos tiende a infrarrepresentar a las opciones políticas minoritarias y a sobrerrepresentan a las mayoritarias. Dicho de otra forma, favorece a PP y PSOE y perjudica a todas las demás opciones políticas. 

De las 15 citas electorales a las Cortes Generales celebradas desde 1977, el Partido Popular se ha hecho con dos de los tres escaños de la Cámara Baja en diez de ellas (1989, 1993, 1996, 2000, 2004, 2008, 2011, 2015, 2016 y noviembre de 2019), mientras que el PSOE fue la fuerza más votada en los comicios de 1982, 1986 y abril de 2019, aunque solo en las dos primeras se hizo con los dos escaños. UCD  fue la triunfadora en los dos primeros comicios.

Otra certeza que dejan los resultados electorales es que allí donde ganaron los socialistas, los populares -al principio bajo las siglas de Alianza Popular- fueron la segunda lista más votada; y donde ganó el PP, lo fue el PSOE. Salvo en abril de 2019, ninguna fuerza política tuvo opciones reales de disputar a las dos fuerzas mayoritarias el tercer asiento en la Cámara Baja. Antes del éxito cosechado por Ciudadanos, lo más cerca que una formación política estuvo de disputar ese tercer escaño de la circunscripción palentina fue en diciembre de 2105, cuando Ciudadanos se quedó a 6.277 votos (un 6%) de sentar a Enrique Rivero Ortega en la silla que finalmente ocupó Miguel Ángel Paniagua, del Partido Popular.

En junio de 2016, esa distancia se amplió hasta el 7,9%, los 7.906 votos que hubiera necesitado la coalición de Podemos, Izquierda Unida y Equo para quitar el segundo escaño al PP; y en junio de 1986, CDS estuvo a 8.657 votos, un 7,7% de los válidos,  de disputar ese tercer escaño en la Carrera de San Jerónimo al Partido Socialista. Distancias insalvables, en todo caso.

Por eso, históricamente, el bipartidismo ha blindado, al menos en la provincia de Palencia, ese reparto tradicional de votos hasta el punto de que la fuerza más votada nunca ha visto peligrar su segunda acta de diputado sin dejar opciones reales a una tercera fuerza. En 2004, 2008 y 2011, por ejemplo, Izquierda Unida hubiese necesitado por encima del 20% más de los votos para ir al Congreso. 

la excepción. ¿Qué tiene que ocurrir para que eso cambie? Si nos fiamos de lo ocurrido en abril de 2019, la respuesta más plausible sería la concentración en solo una fuerza política de un importante voto de castigo a PP y PSOE. 

Las matemáticas establecen la inquebrantable condición de que si la primera fuerza dobla, como mínimo, en votos a la tercera, se garantiza dos escaños. En abril de 2019, el PSOE ganó las elecciones en la provincia con 33.209 votos, aventajando en solo 1.877 al PP, que sumó 31.332. Nunca, nadie ganó las elecciones con un apoyo tan bajo y eso que ni mucho menos aquella cita electoral destacó por la abstención (24,2%).  

El castigo de los palentinos a los dos partidos mayoritarios se concentró mayoritariamente en una formación, Ciudadanos, que sumó 16.843 votos, concentrando el 15,88% de los sufragios de los palentinos. Necesariamente, Cs recibió el apoyo de un buen número de votantes de PP y PSOE, y es que conviene recordar que los populares sufrieron esta derrota porque otra formación, Vox, arañó otros 12.407 votos del centro-derecha, el 11,7% del total.

En definitiva, si el voto de castigo se impone al voto útil, existen más posibilidades de que el reparto de escaños se haga entre tres fuerzas pero en estas elecciones entra en juego otra variable que va a complicar que esto suceda: la irrupción de las candidaturas localistas. 

En abril de 2019, diez partidos concurrían a las elecciones generales, unas candidaturas repartidas entre partidos mayoritarios (PP, PSOE, Ciudadanos, Vox y Unidas Podemos) y las minoritarias. Para estos comicios, sin embargo, hay 14 formaciones que luchan por el voto de los palentinos, y a esos partidos mayoritarios, reconfigurados en PP, PSOE, Vox y Sumar, se añaden tres de calado localista: ¡Vamos Palencia!, Tierra Viva y España Vaciada. De los dos primeros, hay datos de las elecciones municipales, donde sumaron 4.177 y 1.079 votos, respectivamente, los primeros en la capital y los segundos, en la provincia.

Aunque esos votos se pudiesen sumar, todavía serían insuficientes para amenazar la hegemonía de PP y PSOE pero, de nuevo, dependerá de si los palentinos concentran su voto de castigo en estas siglas -solo una de las tres tiene posibilidades reales- o, por el contrario, sus votantes prefieren apostar por lo útil.

los bloques. Que el reparto de escaños se concentre en las dos principales fuerzas políticas es habitual en circunscripciones como la de Palencia, en la que están en juego pocos escaños. Desde 1977, la población palentina tiene asumido -al menos eso dicen los resultados- que es muy difícil obtener representación en el Congreso si no se es del PP o PSOE, así que es habitual que el ciudadano sacrifique su opción más deseada para respaldar la que más posibilidades tiene de obtener representación dentro de su espectro ideológico.  

Es lo que se denomina voto útil, y favorece al PP el del centro-derecha, y al PSOE el del centro-izquierda. En esta elecciones, a diferencia de las de hace cuatro años, la concentración del voto -o al menos eso dicen las encuestas y sondeos- no se está produciendo en torno a los partidos sino en bloques ideológicos con dos muy diferenciados: PP y Vox por un lado; y PSOE y Sumar, por otro.

Esta circunstancia, trasladada al ámbito provincial, va a dificultar que se rompa ese reparto 2-1 de actas de diputados, por lo que lo más probable es que todos los votos a Vox y a Sumar que se registren en la provincia se pierdan y no tengan rédito alguno en al resultado global.