Viviendo en la villa olímpica

David Correia
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El periodista palentino Pablo Ramos, director de MB Comunicación, pudo disfrutar desde dentro los Juegos Olímpicos de París 2024

Viviendo en la villa olímpica - Foto: Óscar Navarro

El periodista palentino Pablo Ramos Domingo ha sido uno de los privilegiados que ha podido vivir la experiencia olímpica desde dentro. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, Ramos comenzó durante su etapa universitaria a crear proyectos propios, siempre vinculados a la comunicación deportiva. Tras varios intentos, creó una agencia de comunicación especializada en deporte que hoy tiene sede en Madrid, cuenta con 12 trabajadores y de la que es director, MB Comunicación. Su principal función es dar servicio a deportistas de élite para ayudarles en todo a lo que su imagen refiere, redes sociales, gestión de comunicación, de entrevistas y agenda. Y, por otro lado, gestión de patrocinios y búsqueda proactiva de sponsors. Aunque al principio estaba enfocada a deportistas, más tarde abrió la oportunidad de trabajar con clubes e instituciones. Entre sus clientes se encuentran futbolistas de la talla de Nico e Iñaki Williams, Oihan Sancet o Íñigo Martínez, clubes como el Palencia Baloncesto o instituciones como el Comité Olímpico Español (COE). Es así como ha podido vivir los Juegos Olímpicos de París 2024 desde dentro.

«Llevo trabajando con el COE desde septiembre de 2020, lo que nos permitió estar en los Juegos de Tokio también. Gestionamos su comunicación digital. Además, cuando llegan unos Juegos Olímpicos u otras grandes competiciones reforzamos áreas de comunicación y de prensa. Mi función en París ha sido ser el enlace entre los diferentes medios y los deportistas en la villa olímpica, gestionando entrevistas personalizadas y generando contenido para enviárselo al equipo de comunicación que está con redes sociales», explica el periodista palentino, que además de en los Juegos Olímpicos de Tokio y París también ha estado en los Juegos Mediterráneos de Orán (Argelia) y en los Juegos Europeos de Cracovia (Polonia).

Para Pablo Ramos han sido días de mucho trabajo, pero también de aprendizaje y pasión. «Partimos de la base de que me dedico a algo que me apasiona. Son días muy largos, porque las competiciones suelen empezar muy pronto por la mañana y acaban muy tarde, por la noche. El trabajo no para. Dado el alto número de deportistas de la delegación española, tenía muchas peticiones de entrevistas personalizadas que tenía que canalizar. Pero aunque los días son muy intensos, los vas disfrutando. En algún momento te levantas a comer y te encuentras con algún deportista. Almuerzas con Jon Rahm, con Carlos Alcaraz o con los chicos de hockey hierba. Además, a finales de los Juegos las entrevistas se iban reduciendo por la propia competición, porque los deportistas disponían de menos tiempo para estas cosas. Tuve la fortuna de poder ir a la final de tenis entre Carlos Alcaraz y Djokovic y de acompañar a Carlos en todas sus comparecencias públicas después del mismo. Pude ir también a la final de fútbol entre España y Francia, entre otros muchos eventos», recuerda Ramos.

Pablo Ramos, junto a Carlos Alcaraz y Rafael NadalPablo Ramos, junto a Carlos Alcaraz y Rafael Nadal - Foto: DPTodo ello hace que haya llegado a casa con la mochila cargada de vivencias que son difíciles de olvidar. «Por experiencia de los Juegos de Tokio, tardas en asimilarlo. Me quedo con haber ido en el barco con los deportistas en la Ceremonia de Apertura. Pese a la lluvia que nos cayó, fue increíble ver los dos lados del río Sena a reventar de gente. También la Ceremonia de Clausura, el poder salir con la delegación española a un estadio con 70.000 personas. No sabría decir un momento concreto, el vivir la villa es una gran anécdota. También me quedaría con las finales épicas de fútbol y tenis. Creo que son dos partidos que van a pasar a la historia de nuestro deporte y puedo decir que estuve allí siendo parte del equipo olímpico español», reconoce.

Pese a que ya estuvo en Tokio, han sido unos Juegos Olímpicos muy especiales para él porque ha podido vivir la experiencia al completo. Al final, la cita japonesa estuvo marcada por las restricciones provocadas por la pandemia de covid y en Francia se ha vivido algo totalmente distinto. «Pasar de una villa en la que hacíamos un test PCR todos los días, en la que las burbujas estaban muy claras, en las que los deportistas solo se relacionaban con su entrenador y su gente más cercana, en la que se comía con biombos separados, a otra villa viva, en la que todos los deportistas se juntaban antes y después de entrenamientos y competiciones, en la que jugábamos a las cartas con los jugadores de balonmano, hockey y tenis, es la mayor diferencia de Tokio a París. Por no hablar de los estadios, en Japón vacíos y en Francia llenos. Ves las dos finales de los 100 metros lisos y te das cuenta de la magnitud que tiene un estadio a rebosar», señala un Pablo Ramos para el que el deporte siempre ha sido una parte importante de su vida. «Desde que era muy pequeñito en casa se veía ciclismo, se respiraba fútbol y a mí me encantaba poner la radio para escuchar los partidos el fin de semana, leer los distintos periódicos deportivos, abrir Diario Palentino e irme directamente a la sección de Deportes… Me metí a la carrera de periodismo buscando estar en ese mundo», comenta.

En definitiva, han sido unos Juegos Olímpicos de París que han contado con una clara presencia palentina. «Óscar Husillos, Marta García y yo queríamos quedar para hacernos una foto con la bandera del Palencia Baloncesto, pero finalmente, por cuestiones de agenda, no fue posible. Tuvimos que inmortalizar el momento por separado», sentencia.

Ya en España, Pablo Ramos continúa con su apretada agenda laboral, no sin antes tomarse un descanso después de tan exigente como bonito reto. En su mochila, sus segundos Juegos Olímpicos, en los que sí pudo vivir la experiencia al cien por cien.