Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Armas de guerra

02/07/2024

La pasada noche de San Juan, en Girona, un hombre saldó una discusión entre dos familias a tiros. La singularidad de este suceso en el que resultaron asesinadas dos mujeres y heridas de gravedad otras dos personas es que los disparos fueron realizados con un fusil de asalto ruso, un kalashnikov AK-47, un arma de guerra que ha sido utilizado muy pocas veces en los enfrentamientos entre las bandas dedicadas al narcotráfico. Los cada vez más peligrosos grupos de narcotraficantes que han encontrado acomodo en las zonas litorales de España donde la proliferación de colonias de extranjeros les permite confundirse con el paisanaje han hecho que en los últimos tiempos proliferen los ajustes de cuentas por medios importados de otros lugares pero que ya se han hecho habituales, los asesinatos mediante sicarios, los disparos desde motocicletas, o la aparición de personas que han sido sometidos a torturas antes de acabar muertas.

La implantación de clanes de la droga dedicados al cultivo de marihuana en nuestro país, que ha pasado también a ser productor en menores cantidades que en otras zonas geográficas pero que con pequeñas explotaciones en naves y terrenos logran una alta rentabilidad ha hecho proliferar el mercado de las armas de fuego para proteger las instalaciones no solo de las investigaciones policiales, sino también de los "vuelcos" –los robos entre bandas de dinero o drogas-  que pueden realizar grupos competidores, pero la aparición de fusiles de asalto en manos de estos grupos criminales supone un salto cualitativo de gran importancia por el carácter letal de esas armas que en manos inexpertas pueden producir matanzas indiscriminadas. En Girona se produjeron dos muertos y dos heridos, pero dos ráfagas de AK-47 pueden tener consecuencias impensables.

El AK-47, del que existen más de 100 millones de unidades en el mundo, ha sido y es utilizado  por ejércitos regulares, por las guerrillas de los movimientos anticoloniales y antiimperialistas, por  movimientos terroristas y por delincuentes de todo jaez. La descomposición de la antigua Yugoslavia, los cambios militares en muchos países han provocado un incremento exponencial del mercado negro en el que se puede encontrar este tipo armamento, producido inicialmente en la Unión Soviética, por un precio muy asequible para los clanes de la droga. Por entre 300 y 600 euros se puede encontrar un kalashnikov procedente de los países del Este que está 'limpio' y no ha sido utilizado en otros delitos. Las mafias marsellesas por el norte y los traficantes de personas y drogas que operan en el Estrecho son los proveedores de los AK-47 llegan a nuestro país.

La utilización de armas de guerra en el negocio del narcotráfico demuestra que sus autores están cada vez más radicalizados, son cada vez más violentos y cuentan con una mayor red de abastecimiento de armas. Hechos como el abordaje de la zódiac de Barbate en el que resultaron muertos dos guardias civiles es también la demostración del cambio de paradigma en la actuación de los delincuentes.

Si proliferan las armas de guerra en manos de narcotraficantes será cada vez más frecuente asistir a sucesos como los de Girona. El Ministerio del Interior y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen un nuevo reto, impedir que armas de guerra asociadas a guerrillas y terroristas sea el arma común de los narcotraficantes.