Leo con preocupada esperanza la aprobación unánime de una moción en la Comisión de Movilidad de las Cortes de Castilla y León para el arreglo de la CL-626 entre las localidades de Guardo y Aguilar de Campoo. Si bien parece que la previsión inicial va poco más allá del asfaltado y reparación de baches, creo que la pretensión debería ser mucho más ambiciosa. Como usuario habitual de este tramo de carretera, me gustaría trasladar algunas reflexiones.
Escribo que leo con esperanza porque arreglo es un término que habitualmente se equipara a mejora. Es una obra necesaria. Las comunicaciones son esenciales en nuestra sociedad. Una buena carretera acerca, une, elimina distancias. Y si es una mejora, se exige identificar los principales problemas para que este arreglo permita solucionarlos. Enumero cuáles son. El primero, determinadas amenazas para la tranquilidad y seguridad de los conductores, como son los escasos tramos en que resulta posible el adelantamiento de otro vehículo (por ejemplo, en los treinta y siete kilómetros entre Cervera de Pisuerga y Guardo, hay treinta y tres de línea central continua) y el peligro derivado de los cruces; para solucionarlo, habría que acercar la vía a una carretera multicarril. 
Sería preciso habilitar tramos de doble carril en uno de los sentidos y diseñar los cruces con otras vías a distinto nivel. Segundo, las abundantes travesías urbanas; piénsese que, en la localidad de Cervera, aún persiste un paso en que no es posible el cruce de dos vehículos; la solución vendría por la circunvalación de esos pueblos, comenzando por las dos más poblados, Aguilar y Cervera. Por último, la frecuente invasión de la vía por animales salvajes; habrían de buscarse medidas para reducir ese peligro. 
Pero la esperanza es preocupada. Esta carretera sirve para estructurar las comunicaciones de la provincia palentina, desgraciadamente descompensadas en perjuicio de la zona noroeste, y para la conexión con las antiguas comarcas mineras de la provincia de León. Y ese arreglo tiene dos riesgos. 
El primero, que el conformismo lleve a un simple parcheo de una vía necesitada de auténtica mejoría. El segundo riesgo es que suceda lo mismo que con otros presuntos arreglos que no han supuesto mejora alguna sino todo lo contrario. Y, al entorpecer y enlentecer las comunicaciones, han servido para aislar, para separar. Baste pensar en el tramo de la CL-626 entre Guardo y Puente Almuhey (León), donde el arreglo consistió en poco más que pintar una línea central continua de diez kilómetros. También los conductores de la zona hemos sido agraciados con la espada de Damocles de ese tocomocho teñido de verde acompañado de radares de tramo en un total de 110 kilómetros (la mitad de ida y la otra de vuelta), que ahuyenta el tráfico entre la capital palentina y el oeste provincial. 
¡Ánimo Junta de Castilla y León! Arreglar la CL-626 entre Guardo y Aguilar es una buena idea… si se hace bien. Y ya puestos, piensen en retomar aquel proyecto del Plan de Carreteras 2008-2020, que preveía una autovía entre la capital palentina y Carrión de los Condes y que sería un empuje muy importante para las comunicaciones provinciales.    
Ernesto Sagüillo Tejerina es magistrado.