La memoria histórica es el eje del drama El maestro que prometió el mar, que sitúa en primer plano la figura del docente catalán Antoni Benaiges, que ejerció con métodos novedosos en el pueblo burgalés de Bañuelos de Bureba, dos años antes de comenzar la Guerra Civil. El actor catalán Enric Auquer realiza un actuación portentosa en este filme.
¿Sintió mucha responsabilidad al encarnar a un personaje real?
No tanta porque fuera una persona real sino porque tuve que tomar decisiones cuando asumí que se trataba de reparar una parte de memoria histórica, una vida borrada.
La película también habla de que un hombre que amaba la enseñanza y que tenía ideas muy novedosas al respecto. ¿A usted fue lo que más le llamó la atención o hubo otros?
Entre los objetivos de La República se encontraba el sacar a los sacerdotes de las escuelas, por ahí se abrió la puerta a muchos maestros que creían que había que poner al niño en el centro de la educación y el aprendizaje a través de la experiencia, del juego.
Tuvo que interpretar escenas con niños. ¿Se entiende bien con ellos?
Yo tengo dos hijos y me responsabilicé mucho de esa parcela, porque uno de los retos era que estábamos hablando de educación, y también era recuperación de memoria, de hacer justicia a estos maestros de la República, idealistas y que creían en la utopía de una patria mejor a través de educar desde el respeto y crear librepensadores para un futuro mejor.
La película está basada en el ensayo Desenterrando el silencio: Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar», de Francesc Escribano. ¿Leyó el libro o trabajó solo con el guión escrito por Albert Val?
Cuando me ofrecieron el papel, yo no conocía nada de Benaiges pero gracias a Sergi Bernal, que es un gran documentalista y ha dedicado 13 años a este proyecto y Francesc Escribano, me pusieron al día y ellos fueron mi motor de aprendizaje. Yo me documenté mucho, además de los libros, leí artículos de Antoni, publicados en La voz de Bureba, las cartas a su familia, tratados de educación para entender al personaje.
He leído que se rodó en parte en localidades de Burgos como Briviesca, Burgos, Salinillas de Bureba. ¿Cómo les recibieron?
Yo fui la primera vez con Sergi Bernal, que conocía a todo el mundo porque había estado años investigando en esa zona. Y la Asociación de Antonio Benaiges y en el pueblo fueron muy hospitalarios, nos abrieron sus casas, nos invitaron a comer, me contestaron a todas las preguntas que les hice, me abrieron la escuela, que ahora es un museo.
Su personaje tiene un acento catalán marcado. ¿Fue premeditado?
Si fue una apuesta súper concreta, porque yo puedo actuar sin acento, pero en este filme ese acento tenía su significado histórico y servía para contextualizar al personaje.