La inteligencia artificial ha llegado para quedarse en nuestro país. Y lo ha hecho con rapidez e intensidad. Así lo demuestran los datos de GfK DAM, medidor del consumo digital en España, que exponen que el número de personas que utiliza ChatGPT se ha triplicado en un año, llegando a alcanzar los cuatro millones de usuarios mensuales.
La herramienta de OpenAI ha creado furor cuando se cumple hoy un año desde su implantación de manera gratuita.
Distinguiendo entre los dispositivos digitales utilizados, destaca el consumo realizado desde PC frente a otros dispositivos, como el Smartphone. Y es que, según los apuntes de octubre de 2023, el ordenador personal concentra a más de 2,9 millones de usuarios únicos mensuales, mientras que casi 1,7 millones emplean su móvil.
De hecho, cada persona dedica una media de casi 2 horas al mes al manejo de la plataforma desde su computador, frente a solo 12 minutos desde el teléfono. Una de las causas de esta distribución del uso puede ser la amplia práctica en el ámbito académico y laboral, según apunta la consultora.
Precisamente en relación con este tipo de uso, resalta la Generación Z, (población comprendida entre los 16 y 24 años), como el grupo de edad más afín a ChatGPT. Concretamente, la fidelidad de este segmento es un 144 por ciento superior a la media poblacional, seguida de los millenials (entre 25 y 34 años), un 63 por ciento más cercano que el resto de habitantes.
Y, aunque la utilización de la plataforma ha sido elevada durante todo 2023, es cierto que en verano se produce un descenso considerable. En los meses de julio y agosto, el uso decrece y se sitúa en torno a los 2,7 millones de usuarios únicos mensuales, una bajada cuantiosa respecto a períodos como mayo, cuando se registraron más de 4,2 millones.
En cuanto al género, el empleo del chatbot de la inteligencia artificial está muy extendido entre hombres y mujeres. Sin embargo, el consumo de ellos es superior, estableciéndose en 2.246.118 usuarios en octubre frente a 1.884.477 de usuarias en el mismo tramo.
Para finalizar, en cuanto a la parte socioeconómica de este análisis, se observa que los ciudadanos pertenecientes a clases sociales más altas son más activos en la utilización de la herramienta, dedicando más tiempo a su empleo, más de 2 horas mensuales de media cada persona, y presentando mayor afinidad con este sistema de IA respecto a estratos inferiores. La inteligencia artificial más avanzada -la llamada «generativa»- está durante los últimos tiempos en el punto de mira de universidades y centros de investigación, por las consecuencias que puede acarrear un mal uso de la propia tecnología o por los fallos que puede cometer cuando está sometida a un «entrenamiento» erróneo o sesgado.
Salida y regreso
Pese a su exitosa implantación en la sociedad, OpenAI, empresa creadora de la plataforma, ha estado sumida en una importante crisis durante este último año. Sam Altman, director ejecutivo y rostro visible de la compañía, está en boca de muchos tras su despido fulminante y su rápida reincorporación, dejando patente la lucha de poder en torno a la sociedad y su tecnología, y revelando su alianza férrea con Microsoft.
El pasado 17 de noviembre se produjo lo que algunos medios calificaron de «golpe»: la junta directiva de OpenAI, de mayoría independiente, destituyó al alto cargo por no ser «consistentemente honesto» y siguieron cinco días de infarto que se saldaron con el regreso triunfal del ejecutivo de 38 años.
Posteriormente, los inversores de la empresa, que no sabían nada hasta el último minuto, incluido el gigante corporativo, empezaron a presionar infructuosamente para que la junta restableciera a su CEO y a su presidente, Greg Brockman, que había renunciado en protesta.
La gota que pareció colmar el vaso fue cuando el jefe de Microsoft, Satya Nadella, anunció que contrataría a ambos para dirigir una nueva unidad independiente de IA en la entidad, y la mayoría de los trabajadores amenazaron con abandonar la empresa y seguir a su líder si no dimitían todos los miembros del comité. El pasado 22 de noviembre, la organización confirmó un principio de acuerdo para la vuelta de Sam Altman como consejero delegado y Brockman como presidente con la composición de una nueva junta más pequeña, sin que estuvieran tres de los cuatro miembros previos.