España siempre tuvo claro que invertir en buenas infraestructuras era la mejor opción para asegurar el progreso económico. En este sentido, una de las opciones más eficientes es el ferrocarril, que permite, en primer lugar, vertebrar el territorio y, por otra parte, garantizar todo tipo de suministros y servicios.
Esta filosofía ha llevado a España a desarrollar una industria que es todo un referente mundial y a ser el segundo país del mundo con la red más extensa de vías para trenes de alta velocidad, con un total de casi 4.000 kilómetros, solo por detrás de China que tiene 40.493.
Se trata de unos datos que colocan al país como ejemplo internacional en este tipo de negocio con empresas como Renfe que, incluso, han dado el paso al país vecino, Francia, donde ofrece sus servicios o, como no, la línea de alta velocidad La Meca-Medina desarrollada por un consorcio integrado por 12 grandes empresas españolas.
Asimismo, las mayores constructoras nacionales y Renfe están en EEUU compitiendo con corporaciones del país en el plan Biden para levantar nuevas líneas.
En este contexto, cabe destacar la importancia de firmas nacionales fabricantes de trenes como Talgo, en la que el grupo húngaro Magyar Vagon ha puesto sus ojos con una OPA que ya está en manos de la CNMV y del Gobierno, al que le gustaría que fuera una organización local la que se quedara con esta organización por su interés estratégico.
No obstante, también hay que reconocer que España baja a la séptima posición cuando se analiza el número de viajeros transportados en todas las modalidades de este medio, lo que supone que la red sigue siendo una de las más infrautilizadas, con un total de 16,8 millones de pasajeros en 2021, frente a los más de 1.900 millones de usuarios que registró China, según la Unión de Ferrocarriles.
La alta velocidad fue el modo de transporte que más se disparó en España el pasado año con un crecimiento del 23,7% hasta superar los 3,1 millones de pasajeros. En el caso de la industria aérea, los viajeros peninsulares crecieron un 6% hasta superar los 1,5 millones.
A pesar de todas estas cifras, la alta velocidad en España está progresando muy rápidamente, especialmente por la entrada de la competencia de Ouigo e Iryo frente a Renfe, así como por el impulso a la movilidad sostenible, siendo el tren el medio de transporte más limpio.
La irrupción de estas nuevas compañías a partir de 2019 en el sector ferroviario español, en el que actualmente operan tres empresas bajo cuatro marcas -AVE y Avlo (Renfe), Ouigo e Iryo-, generó un impacto positivo de 578 millones en 2023, según el Balance de la Liberalización del Transporte de Viajeros por Ferrocarril de la CNMC.
Los viajeros fueron los principales beneficiarios de la liberalización, dado que 343 millones de euros correspondieron al beneficio que les supuso poder viajar más y más barato gracias a la competencia entre estas compañías.
En términos económicos, Adif Alta Velocidad recaudó por cánones en los corredores liberalizados 148 millones más en 2023 que en 2019, lo que representó un 52% más. El resto, unos 87 millones, correspondieron a los mayores ingresos de las operadoras con respecto a los que declaraba Renfe cuando funcionaba en régimen de monopolio.
Seguridad
El ferrocarril, junto con el autobús, son los medios de transporte de viajeros más sostenibles. Ambos son, además, los más seguros, junto con el avión. En términos cuantitativos, la emisión de CO2 en número de pasajero por kilómetro se redujo un 74% por cada persona que utilice el ferrocarril en lugar del vehículo privado. Respecto a la seguridad, en el período 2011-2015 el promedió en Europa del ferrocarril fue de 0,1 víctimas mortales por cada 1.000 millones de viajeros por kilómetro, frente a 2,7 del vehículo privado. Es decir, que este último multiplica por 27 la siniestralidad frente al tren.
En definitiva, se trata de una infraestructura que, además del servicio de transporte que ofrece, destaca tanto por los beneficios económicos como por los sostenibles y la seguridad frente a sus competidores.