Isidoro Fernández Pita (Palencia, 1963) encara sus últimos días como jefe de la Policía Local de Palencia. Este jueves pondrá fin con su jubilación a una carrera que arrancó en 1986 y que resume en una contundente afirmación: «He tenido la suerte de hacer lo que me gusta».
Después de 38,5 años en la Policía Local, Fernández Pita reconoce que vive «sensaciones de todo tipo» ante su inminente adiós. Y es que ha sido testigo y partícipe de la evolución de este cuerpo en la ciudad. «En lo que más se nota es en la formación de los policías locales. Hemos experimentado un ascenso en ese nivel de formación muy, muy importante en cuanto a habilidades específicas y el trabajo que se desempeña...», resalta.
Isidoro Fernández Pita apenas esperó tres años su primer ascenso y en 1989 se hizo cargo de la unidad de Motoristas. En 1998 fue nombrado subinspector al frente de la jefatura de Turnos y desde 2016 comenzó a ejercer como jefe accidental, un puesto que hizo suyo propio en septiembre de 2022.
Para él, el principal problema que afronta ahora mismo la Policía Local es su reducida plantilla. «En 1986, cuando entré en el cuerpo, éramos 126 policías. A día de hoy somos 108 y seis se marchan este año. Por mucho que digan que la población ha disminuido estos años lo cierto es que la actividad policial no lo ha hecho», declara.
El todavía inspector jefe considera que unos 125 efectivos serían los adecuados sobre el ratio de 147 que corresponde a la capital. «A nivel de gestión, la diaria se cubre sin problema, pero una plantilla adecuada permitiría a la Policía Local implicarse más en aquellos eventos o situaciones que requieren de un refuerzo de personal porque acarrean problemas de configuración del servicio», explica.
Orgulloso. Isidoro Fernández reconoce que está «orgullo» de la respuesta que ofrece hoy en día la Policía Local a los palentinos. «Todas las unidades trabajan muy bien y la capacidad de respuesta es prácticamente inmediata», señala. «El policía local tiene la fama de denunciar al vecino pero en el día a día hace muchas cosas y muy buenas: trabajamos con personas en situación de vulnerabilidad, trabajamos con los menores de una forma extraordinaria, realizamos una labor muy importante a nivel medioambiental o en el control del tráfico...», enumera.
Sí explica que, ahora, la mayor problemática que padece la ciudad son los robos, de ahí que «se ha intensificado la vigilancia con la Policía Nacional», deja claro el inspector jefe, que subraya las buenas relación con este cuerpo, «aunque todo puede mejorar».
De su trayectoria, recuerda como peores momentos la explosión en la calle de Gaspar Arroyo y la inundación del barrio de Pan y Guindas. También sostiene que el que Palencia sea una ciudad pequeña obliga a un mayor contacto con el ciudadanos. Él lo sabe bien, ya que fue el responsable de la Unidad de Policía de Barrio. «Funcionó francamente bien. Tenía a mi mando dos oficiales y 17 policías que tenían un contacto directo con todas las asociaciones de vecinos y los barrios, lo que permitía programar todas las actividades. Se hizo un trabajo realmente bueno», recuerda. Una unidad que desapareció y sobre la que existe la promesa política de su restauración. «La Policía de Barrio tiene cabida solo si se amplía la plantilla. Ahora mismo es complicado», reconoce.
Sustituto y futuro. La jubilación de Isidoro Fernández obligará al Ayuntamiento a buscar un sustituto para un puesto que carece de estabilidad en los últimos años. «La idas y venidas crean inestabilidad porque impiden trazar una hoja de ruta y la plantilla lo resiente», comenta.
«Al final, decidir si se quiere a alguien de fuera o a gente de la casa siempre ha sido una apuesta política. De todos los jefes se aprende», recalca Fernández Pita, que no sabe quién será su sustituto. «Hay tres compañeros que promocionan ahora y deberá elegir la alcaldesa», comenta. Y es que ser jefe de la Policía Local tiene también una parte política, ya que tiene contacto directo con Alcaldía. «He conocido a ocho alcaldes, cada uno con sus ideas, intereses y opiniones», resalta.
«Los cambios políticos se notan mucho. A veces aportan cosas buenas y otras, no tanto», reconoce Fernández Pita, quien no tiene dudas de que Francisco Jambrina fue el mejor de todos para la Policía Local. «Se implicó absolutamente, con mejoras tanto en medios humanos como materiales en una época en la que los compañeras ganaban cuatro pesetas e, incluso, compatibilizaban estas tareas con otros trabajo. Fue el gran impulso de la Policía Local», destaca.
El futuro. En unos días, Isidoro Fernández Pita también será historia de este cuerpo, pero eso no le impide ver con claridad cuál debe ser el futuro de la Policía Local. «Siempre repito mucho una frase que no me gusta nada pero es real, 'estamos pero no somos'. Con ello quiero decir que no se nos ha dado todavía el valor que merecemos», comenta.
«Es cierto que primero nos los tenemos que ganar y poner de nuestra parte para ser más profesionales todavía y mejorar en todos los aspectos, pero también debe venir refrendado por las distintas instituciones, por una modificación normativa porque las normas por las que nos regimos ya han quedado obsoletas. Seguimos estando en un segundo plano», argumenta. Una evolución que confía en ver desde su jubilación. Fernández Pita asegura que se tomará un tiempo para ver cómo invertir ahora su tiempo. «Viajar, disfrutar de la familia más tiempo, ir al gimnasio, hacer natación...», enumera.