«La idea es que las parejas se traten como compañeros»

Pablo Torres
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La doctora en Humanidades y especialista en Género y Cultura, Coral Herrera, inauguró este jueves las jornadas Cine, mujeres y derechos humanos Isabel Rodríguez con 'Lo romántico es político: otras formas de quererse son posibles'

«La idea es que las parejas se traten como compañeros» - Foto: Sara Muniosguren

Coral Herrera ha dedicado gran parte de su vida profesional a desmontar el «mito romántico», término que utiliza para referirse «al conjunto de estereotipos que impregnan las relaciones amorosas» y que «afectan» a la percepción que se tiene de ellas.

Protagonizó este jueves el coloquio Lo romántico es político: otras formas de quererse son posibles. ¿Qué es lo que pretendía transmitir?
La idea proviene de un lema feminista de los años 70, que decía que «lo personal es político». Esto significa que nuestros problemas personales son colectivos. 

Cuando hablo del amor hablo desde una perspectiva social y política. Los seres humanos aprendemos a relacionarnos bajo esos parámetros, lo que nos impide tener relaciones igualitarias. La propuesta que yo hago es la de una revolución amorosa que intente cambiar los valores actuales por la cooperación, el trabajo en equipo, etc. A partir de ahí surge mi lema otras formas de quererse son posibles. Podemos transformar la forma que tenemos de percibir el amor para que nuestras relaciones mejoren. El amor no tiene por qué doler. Todos tenemos derecho a disfrutar de nuestras relaciones y, por ende, de nuestras vidas.

¿Cree que el amor está demasiado estereotipado?
Sí. El amor actual está lleno de mitos y roles que establecen cómo se supone que deben ser y se deben comportar los hombres y las mujeres. Mi propuesta es liberar el amor de todos esos mitos.

¿Cuál es para usted la forma correcta de querer?
Construir el romanticismo desde la ética del amor. Lo que propongo constantemente en mis libros es la idea de que las parejas se traten como compañeros, de una forma sana y sin que nos hagamos daño a la hora de resolver conflictos. Promover estos ideales es una de las claves de mi trabajo.

En sus obras utiliza a menudo el concepto de «mito romántico». ¿A qué se refiere exactamente?
El mito romántico consiste en hacernos creer una serie de estereotipos sobre cómo deben ser las relaciones de pareja. Desde mi punto de vista, y lo que defiendo en mis obras, es que la base de todas ellas debe ser la reciprocidad, el cuidado mutuo. 

¿Dónde cree que está la verdadera raíz del problema?
El origen está en la corriente del Romanticismo del siglo XIX, cuando se empiezan a construir los ideales que componen el mito romántico. La llegada de la industrialización promueve la figura del ángel del hogar, que representa a las mujeres como las encargadas de cuidar la casa y los hijos. Pretendo romper ese mito, por eso lo abordo tanto en mis trabajos. 

¿Qué solución propone?
Además de romper con estos estereotipos, hay que continuar luchando por instaurar la idea de tener relaciones basadas en la reciprocidad.

No obstante, desde mi punto de vista, existen dos niveles que se deberían abordar. Por un lado, el nivel cultural. Es necesario que se dejen de perpetuar los estereotipos y roles del romanticismo a través de las diferentes transformaciones culturales como la música, el arte o el cine, entre otros. Por otra parte, necesitamos instaurar una educación transversal. Una revolución educativa en la que los niños puedan aprender a relacionarse desde los buenos tratos, la ternura, el compañerismo, etc. Se trata de que todos aprendan la ética de las relaciones. 

¿Cómo cree que ha evolucionado la cultura de lo romántico?
Un momento clave de la historia es la revolución sexual del siglo XX que comenzaron nuestras abuelas. A partir de ese punto las mujeres se incorporaron de forma masiva al mercado laboral y consiguieron abordar multitud de derechos. Muchas feministas predicaron en esa época que, como el amor era concebido como una cárcel, no había que enamorarse. Yo eso no lo defiendo. Creo firmemente que no hay que renunciar al amor de pareja, pero es necesario aprender a quererse bien. Los cuidados tienen que ser compartidos y mutuos.

¿Cómo cree que se podrían visibilizar sus ideas?
Con las personas famosas. Las celebridades sirven muy bien para enseñar en las aulas cómo se ve por fuera la manera en la que nos relacionamos. Está bien que los chicos y las chicas se analicen. Hay muchas adolescentes que tienen claro que el modelo de mujer antigua ya no les sirve, y están compatibilizando la manera de querer bien con las relaciones. 

¿Perspectivas para el futuro?
Hay momentos en los que soy optimista y otros en los que me hundo y pienso que todavía queda mucho en algunos ámbitos. Por una parte, está la batalla en el ámbito político y social, pero la del ámbito sentimental es mucho menos visible y, por tanto, más difícil de abordar. El epicentro tiene que ser el de enseñar a querer sin hacer daño. Ahí reside la clave.