Regresaba en septiembre, 13 años depués, a Las Ventas y tras una década alejado de los ruedos. No es normal ese nivel que alcanzó con 44 años
Todavía estoy asimilándolo, ya que han transcurrido diez años en que han pasado muchas cosas. Pero quién me iba a decir que, después de todo este tiempo, volvería a saborear estos momentos. En cuanto a lo del nivel, me siento capaz de poderlo elevar. Sin duda, todo se debe a la vocación que lleva dentro cada uno y que yo he ido trabajando y madurando todos estos años alejado de los ruedos. He de reconocer que ese día me emocioné toreando, pues son tantas las cosas experimentadas todos aquellos años, que solamente el toro y el público son capaces de hacerlas aflorar de nuevo. Eso se va a quedar para mí para siempre, pues lo vivido ese día va a ser imborrable.
Un premio a la constancia y la confirmación de que no estaba equivocado cuando decidió reaparecer
«Me emocioné en Madrid al aflorar sensaciones vividas antaño» - Foto: Sara MuniosgurenAsí es. Fue una tarde que sirvió para afianzarme en que esa ilusión y ese reto que tengo entre manos lo asumía con total seriedad. Pienso que fue el resumen de muchas cosas, de la fe en uno mismo, de creer que si se quiere de verdad, se pueden conseguir cosas y luego también de sentir todo lo que viví yo en Madrid, algo que no es fácil, al ser una plaza que presiona y exige mucho. Es de lo que más contento estoy, pues me sentí muy a gusto.
Muchos jóvenes no sabrían que había salido ya dos veces a hombros de Madrid
Lógicamente, al retirarme hace diez años hay muchos aficionados jóvenes que acuden, afortunadamente, hoy a las plazas y no me tienen ubicado, de ahí que para muchos de ellos yo sea una novedad.
Un golpe fuerte sobre la mesa que le debe valer para volver a Las Ventas, pero en San Isidro
Ojalá . Dios lo quiera. Pienso que la actuación de septiembre ha creado espectación e ilusión entre los aficionados y la empresa está en buena disposición. Así que ojalá allí pueda volver a estar el año próximo.
Sus comienzos se remontan a la Escuela de Torrejón, si bien con 14 años entraba en la de Madrid
Con 6 años jugaba en la Torrejón. Luego, siendo director Gregorio Sánchez, pasé a la de Madrid y tuve la suerte de contar con otros grandes profesores, como Joaquín Bernadó y Macareno, que con sus consejos y exigencias me aportaron mucho.
Su trayectoria novilleril no pasó desapercibida para los profesionales, de ahí que se le ofreciera la alternativa un Domingo de Resurrección en Las Ventas
En mi segunda temporada como novillero salí a hombros en las nocturnas de Madrid, donde me había presentado el año anterior. Dos temporadas intensas y triunfales pues gané el Zapato de Oro, Algemesí dos años, Arganda del Rey, Moralzarzal... Aquello no pasó desapercibido y consideramos que Madrid era el sitio idóneo para la alternativa.
En su doctorado dio un toque de atención, si bien lo mejor estaba por llegar en San Isidro, donde volvía a abrir la puerta grande y salía triunfador del ciclo
Era mi primer San Isidro, la verdad es que iba muy preparado, pero acabar siendo el triunfador de la feria fue todo un impacto.
Sus inicios en el nuevo escalafón fueron de carril, pero con el paso del tiempo cambió. ¿Qué pasó?
Con el triunfo en San Isidro pude debutar en Valencia, Zaragoza, Bilbao, por vía de la sustitución, San Sebastián, Lima, Bogotá... Hubo cosas, pero no tantas pues acabé el año con veintitantas corridas. Hubo de todo. Sobre qué paso, pues que los toreros vivimos de la regularidad y poco a poco, en mi caso, se fue diluyendo.
Fue en 2013, en Zaragoza, donde anunció su retirada. Sorprendió a todos
Aquel año hubo cosas importantes. Lógicamente fue una decisión que venía madurando desde hacía un tiempo y en Zaragoza al no salir bien la tarde decidí dejarlo. La ilusión en el toreo es fundamental y entonces a mí me faltaba y necesitaba parar. Quizá el triunfo me llegó demasiado joven, si bien ahora se abre otra etapa que estoy saboreando de otra forma.
Siguió ligado a la profesión como profesor de la ET de Madrid. Sin duda, el mejor escape
Desde luego que sí. Tuve la suerte de, a los dos meses de retirarme, empezar a formar parte de la Escuela Yiyo, que antes era Marcial Lalanda.
¿Cuándo y por qué decide regresar?
En 2022 se me da la oportunidad de participar en el festival de Chinchón que es en octubre y me preparé desde marzo con una disciplina bárbara, demostrándome que era capaz de volver a esa vida de exigencia que hay que darle al toro. Y fue a partir de ahí cuando decidí retornar.
La Copa Chenel también le sirvió como a otros tantos compañeros, pese a no ganarla
Creo que es un certamen muy importante, de gran seriedad y rigor, muy bien aceptado por parte del aficionado, y en el cual varios toreros, además del vencedor, salen revalorizados.
¿Qué diferencias ve entre aquel Rafael de Julia y el de ahora?
Veo imágenes de antaño y me gustan. Obviamente, he evolucionado y mejorado en muchas cosas, pero el fondo y el concepto siguen siendo los mismos. En lo que más he evolucionado ha sido en la reunión de la embestida con el animal. Y eso da más alas a mi toreo. Más exigencia, más riesgo y más compromiso.
Lo que está claro es que, para usted, vivir sin torear no es vivir
Desde luego. Estos años atrás he visto que mi vocación es ser torero y por ello sé a ciencia cierta que todo lo que está por venir no va a ser fácil, pero va a ser bueno.