Capitales de provincia como Palencia, donde el comercio tuvo un importante peso específico durante décadas, asisten de unos años a esta parte a la lucha titánica de los establecimientos locales contra las grandes superficies y las cadenas nacionales e internacionales, y cada vez de forma más acusada, contra las ventas online. Muchos de ellos se han sumado a esta última vía, abriendo portales en los que dan a conocer sus artículos y facilitan ese comercio sin contacto directo entre vendedor y comprador. Aún así, las dificultades persisten a la hora de luchar contra los precios, las ofertas y las promociones de los gigantes del sector. Es imposible ser competitivos y, así, resulta complicado atraer a nuevos clientes.
Tampoco las sucesivas crisis económicas han favorecido la remontada y la última de carácter global, la derivada de la pandemia del coronavirus con su sucesión de restricciones, ha dado la puntilla a muchas de esas tiendas de toda la vida. Súmese la falta de relevo generacional en un buen número de ellas o las dificultades burocráticas para el emprendimiento en otros y tendremos una radiografía aproximada de la realidad. Los datos no son buenos en el caso palentino, que también se topa cada año con esos efectos del cambio climático que transforma o, cuando menos, distorsiona las estaciones. Las rebajas de invierno, que han entrado en su recta final, son un ejemplo. Lo que antes venía a salvar la campaña, se ve frenado ahora por temperaturas anormalmente altas para la época. Nadie va a comprar un abrigo o unas botas si el termómetro oscila entre quince y veinte grados.
Con todo esto en contra, no son pocos los que han entrado -o están rozando- una especie de economía de subsistencia. Se mantienen, pero van reduciendo personal, muestrario o variedad, lo que tampoco contribuye a mejorar las cosas. Otros hacen sobreesfuerzos a diario por evitar el cierre y aumentar beneficios. Escaparates atractivos, promociones repartidas a lo largo del año, buenas rebajas, mantenimiento de la calidad a ultranza, un trato agradable, celebración de todos esos días especiales en los que el comercio cobra especial protagonismo, campañas sectoriales, individuales o generales y participación en iniciativas que dan resultado.
Es lo que sucede con la Cuenta Consumo. Este año, el plan comercial iba a ofrecer cuatro, una cada tres meses coincidiendo con las estaciones, y así lo acordó el equipo socialista que gobierno el Ayuntamiento con ¡Vamos Palencia! Esta formación incluso exigió incrementar el presupuesto, pero al final ha sido la propia Mesa del Comercio la que ha preferido llevar a cabo solo dos mejor dotadas. Parece que funciona y que gusta a comerciantes y clientes, así que habrá que mantener en el tiempo ese esfuerzo compartido. Por el bien del sector, por el de los vecinos y por el de la ciudad.