Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Menos razón más educación

01/11/2023

Acabo de ver en redes sociales una reflexión que me ha encantado, entre esos cientos de mantras que nos aparecen a diario. Dice que el cliente, al que se supone siempre tener la razón, no tiene tanta y a menudo lo que debiera tener es más educación. Si unimos a esta reflexión lo que vemos en las críticas maliciosas a restaurantes o lo que comprobamos quienes acudimos a diario a la hostelería, no podemos más que estar completamente de acuerdo. Seguimos teniendo en líneas generales muy poca cultura gastronómica, muy poco respeto y falta de educación hacia los profesionales que nos atienden. Desde la eterna impuntualidad, las reservas hechas a las que no acudimos y no anulamos, el alto volumen de nuestras conversaciones, la falta de control sobre nuestros niños, las peticiones particulares imposibles que las hacemos con exigencia… centenares de detalles de cierta gravedad que maestresalas, sumilleres, camareros y cocineros sufren a diario. También viven multitud de detalles que entorpecen su labor, que pueden ser consideradas menos graves, pero que haberlas haylas. Desde los comensales que, una vez sentados, van al servicio, salen a fumar, realizan llamadas de teléfono… antes de que la mesa esté marchada y se les haya tomado comanda, o quienes piden las consumiciones iniciales y bebidas de aperitivo 'a plazos', obligando a que se les atienda en varias veces y multiplicando el trabajo del personal. Graciosa por no decir lamentable es la petición de menús degustación 'para compartir', esas de que 4 personas vayan a compartir 2 menús degustación, y también la de un adulto que pide un menú infantil porque «no tiene mucha hambre». Señores, ¿a qué han acudido al restaurante? Unamos estas y otras actitudes a cómo nos dirigimos a los profesionales, a con qué ansiedad y exigencia requerimos de sus servicios, a tantos «cuando pueda», «chico», «oiga» y demás expresiones, y comprenderemos un poquito mejor cuando recibimos caras largas, hieratismo, gestos y expresiones de desafección por parte del personal de servicio. Pido más respeto por nuestra parte como clientes, y razono que no sólo no siempre tenemos los clientes la razón, además con demasiada frecuencia lo que nos falta es una gran dosis de educación.