En estos días los agricultores y ganaderos hemos convertido en noticia al campo y sus problemas. Y en esta coyuntura no dejo de leer y escuchar ciertas monsergas: que si las organizaciones agrarias mayoritarias son recibidas por el ministro, que si las OPA mayoritarias convocan no sé dónde, que si la unidad de acción de las asociaciones mayoritarias.
Y me van a disculpar, pero con esto me hierve la sangre porque se me vienen a la mente los miles de agricultores y ganaderos que tenemos en Unión de Uniones y los miles que se han echado estos días a la calle sin sentirse representados por ninguna de ellas. Y me acabo preguntando quién les ha puesto a algunas la etiqueta de OPA mayoritarias. Los agricultores desde luego no. Si acaso se lo habrán puesto los diferentes ministros y ministras que han venido pasando por el sillón de Atocha, sean del PSOE ahora y antes del PP.
No ha habido ningún proceso electoral agrario en el ámbito estatal y lo único que se han celebrado son elecciones en algunas comunidades autónomas, cuatro concretamente, que agrupan a un 30% del censo de agricultores y ganaderos profesionales de este país. De esas consultas se desprende que Unión de Uniones es la única organización agraria representativa en todos los territorios en los que se ha dejado al campo elegir. Allí donde se han puesto las urnas somos en conjunto la segunda fuerza más votada con el 29,2%, muy por encima de la tercera, que tiene el 15,2%. Son resultados oficiales y públicos, a la vista de todo el mundo.
Esto es un hecho que no debería ser ignorado y que demuestra que el escenario de la representatividad agraria en el campo es muy distinto del que refleja la interlocución institucional. Pero, por si no fuera suficiente, está la explosión de movilizaciones surgidas en estas semanas al margen de cualesquiera siglas.
Hay quien dice que la espontaneidad de la reacción del campo que se está viviendo no es tal y que hay un mar de fondo político que la alienta, la alimenta y hasta la incendia. Y seguramente quien lo dice tiene razón. Pero para hacer un análisis objetivo hay que subrayar también que el descontento de los agricultores y ganaderos es real y viene acumulando «inquina amasá» desde hace tiempo y que, además, cuando los agricultores hemos visto la burda evidencia de que se intentaban adulterar políticamente nuestras justas reivindicaciones, hemos expulsado a los responsables como un cuerpo extraño, que es, en definitiva, lo que son para el sector.
Creo que el levantamiento del campo ha sorprendido en el Ministerio de Agricultura, que hasta hace apenas un mes era un balneario de paz en medio de un convulso panorama general. El convencimiento del ministro Planas de que todo se hace bien se ha visto arropado por una paz social administrada por las organizaciones que se autoperciben mayoritarias y tanto uno como otras han entrado en shock porque el campo le ha pegado una patada al palo y se les ha caído el sombrajo; además, de golpe.
En Unión de Uniones hemos venido reivindicando democracia en el campo desde nuestra constitución. Nacimiento que, por cierto, no fue anteayer, como podría pensarse si se presta oídos a quien nos equipara a movimientos como el 6F, como si acabáramos de recoger el paracaídas tras caer en el último momento en este campo de batalla. Para quien no lo sepa, Unión de Uniones la registraron en 2008 algunas organizaciones que ya han cumplido, o están a punto de cumplir, los 50 años de lucha agraria.
Tenemos una larga historia que nos avala en la defensa de los agricultores y ganaderos profesionales y nacimos como Unión de Uniones, precisamente, repudiando y distanciándonos de toda interferencia de cualquier núcleo de poder político o económico. Eso para que lo anoten quienes ahora dicen que somos radicales o que somos parte de la fachosfera. Falso. Lo que sí es cierto es que pagamos gustosos el precio de nuestra independencia tanto con los ministros del PP antes, como con los del PSOE ahora, y eso no ha convertido en una organización antipática para ambos.
Somos agricultores por vocación e independientes por elección. Quienes tenemos el orgullo y el honor de haber sido elegidos por nuestros socios para dirigir Unión de Uniones damos la cara porque nos va en ello nuestra explotación. Somos agricultores y ganaderos, no terratenientes, ni pensionistas, ni militares jubilados, ni abogados de procesos de desocupación, ni ex-empleados municipales con síndrome mesiánico. A estas alturas nadie nos va a dar lecciones ni en la reivindicación, ni en la formulación de propuestas, ni en la convocatoria de protestas.
Fuimos la primera y única organización agraria de ámbito estatal que anunció a mediados de enero una gran tractorada en Madrid para el próximo 21 de febrero. El año pasado nuestras uniones territoriales convocaron cerca de 100 actos reivindicativos y quien lo dude que tire de hemeroteca. El pasado 5 de julio ya aparcamos 200 tractores debajo de la ventana del ministro. Dijimos que si no se ponían sobre la mesa medidas efectivas para apoyar al campo en esta crisis íbamos a volver y nosotros cumplimos. Y le decimos al ministro Planas, otra vez y más alto, que debe salir de su zona de confort, que la crisis del campo se arregla con voluntad política y presupuestos, que a los sectarismos se les vacuna con democracia y que ya es hora de que seamos los agricultores y ganaderos, y no él, quienes digamos cuáles son las organizaciones mayoritarias en este país.