La cuenta atrás para los alumnos de 2º de Bachillerato ya ha empezado. Su meta, el primer gran examen que marcará la nota para tomar la primera gran elección de su vida, qué estudiar y dónde cursar el grado elegido. Pero para ello hay que pasar la prueba de acceso a la universidad (PAU), un ejercicio siempre en cuestión que los gobiernos manosean habitualmente cambiando su perfil hasta el punto de que ahora mismo, con el curso ya empezado, los centros educativos desconocen el modelo que los estudiantes desarrollarán en 2025.
Y, probablemente, no sabrán la estructura de la prueba hasta antes de Navidad. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) se reunirá previsiblemente la próxima semana para ratificar la propuesta que ha sido consensuada esta semana en Bilbao por los vicerrectores de las universidades en colaboración con los coordinadores de esta prueba de las comunidades autónomas.
De hecho, fuentes universitarias recordaban ayer que las regulaciones regionales son diferentes y «el panorama es complejo» porque el documento final debe tener «encaje» en ellas.
Lo que sí dejan claro es que el espíritu del real decreto de la PAU aprobado por el Gobierno en junio «se mantiene» para que haya un mínimo del 20 por ciento de preguntas con carácter competencial, con el objetivo de que los alumnos no se dejen una parte del temario sin mirar, por lo que la optatividad estará más limitada. De esta forma, las cuestiones que se planteen en la nueva selectividad cubrirán casi todo el temario.
Después de varios días de reuniones, se elevó al CRUE la propuesta para que la prueba de acceso a la universidad, que según la ley se denominará PAU pero que cada autonomía puede bautizar con otra fórmula, sea lo más homogénea posible. Y es que, una vez que este modelo sea aprobado, serán las comisiones de la materia de los gobiernos autonómicos los que deben elaborar el repertorio de exámenes. Modelos que enviarán a los centros de enseñanza no universitaria concertados y a los institutos junto con el calendario de exámenes.
En el entorno docente existía nerviosismo ante la falta de conocimiento real de dicha prueba y en el ámbito universitario había quejas sobre la aplicación de un real decreto que fue aprobado en junio, a tan solo tres meses del inicio del curso escolar.
Unas pinceladas
La nueva PAU contempla un único modelo de ejercicio para cada materia, aunque permitirá elegir entre varias preguntas o tareas.
Las pruebas de cada materia estarán estructurados en diferentes apartados, que, a su vez, podrán contener una o varias preguntas o tareas, lo que no implicará en ningún caso la disminución del número de competencias evaluadas, según apuntaba el decreto.
Habrá cuatro exámenes y cinco en caso de las regiones con lengua cooficial y la nota de acceso a la universidad se calculará sumando el 60 por ciento de la media de Bachillerato y el 40 por ciento de la calificación de la prueba de acceso.