El presidente del Gobierno anda estos días como es lógico de campaña. Hoy se celebran elecciones en Galicia y el deseo es echar al PP de la Xunta como sea, incluso a costa de que el PSOE se deje hasta las entretelas y gane clarísimamente el BNG. En una de sus muchas intervenciones de estos días, Pedro Sánchez nos ha asegurado que los socialistas gestionan de maravilla y por su puesto nada comparable a cómo lo hace el PP. Un clásico muy fácil de desmontar. Sin ir más lejos esta misma semana se ha conocido que el nuevo responsable de Correos, el socialista Pedro Saura, ha reconocido ante los sindicatos de la empresa que en su vida había visto una empresa pública viva con unas cifras tan tremendas. Según han contado los asistentes a esa reunión, Saura les dijo que Correos está en quiebra. La empresa estuvo dirigida por otro socialista, amigo del presidente. Un amigo que de gestionar sabía bastante poco, por no decir nada, a tenor de lo revelado.
Otro ejemplo de lo bien que gestionan los socialistas después de cinco años gobernando es la situación de los trenes y su infraestructura relatada también esta semana por el ministro de Transportes. Según Óscar Puente, el material está obsoleto porque no se compra nada desde 2008-2010 y que por tanto habrá que acostumbrarse a todo tipo de incidencias, incluido el incendio de una cabina. Pero, hay más. Otra vez ha saltado por los aires la dirección de los fondos europeos. Hace año y medio dimitía su responsable y hace unos días lo ha hecho su sustituto y parece que la cosa puede no acabar aquí. El caos que se vive parece estar en el epicentro de las dimisiones y del malestar general que se respira. No se ha dotado de medios técnicos y humanos y el grueso del dinero está sin ejecutar y el que se ha ejecutado no sabe muy bien a dónde ha ido ni se ha seguido su rastro.
Un dato muy revelador de la mala gestión económica de este gobierno por si aún alguien lo duda está en los propios datos económicos. Se farda mucho del crecimiento del PIB (hemos sido los últimos en recuperar los niveles prepandemia) pero no se dice que más de la mitad del crecimiento está en el consumo público y lo ha sido no sólo el año pasado sino también los anteriores. La deuda pública, motivo de alegría para el Gobierno, creció el año pasado en otros 70.000 millones de euros. Y, desgraciadamente, seguimos siendo los campeones del paro de la UE y de la OCDE. Nada más que añadir, de momento, señoría.