Miguel Sendino, un joven palentino del barrio de Allende el Río, recibió este año el primer regalo de Navidad cuando vio a varios operarios colocando la iluminación especial de estas fechas en una sequoya situada junto al museo del Agua, a escasos metros del Canal de Castilla. Y de eso han pasado unas cuantas semanas. A cualquier persona que lea este reportaje le puede parecer que no tuvo que esperar mucho para que se cumpliese su sueño, puesto que las fiestas aún no habían llegado, pero en realidad ha tardado cinco años.
Todo comenzó en 2018. Por aquel entonces, Sendino, que tenía seis años, comentó a sus padres que sería muy bonito que decorasen el árbol y ellos le respondieron que iniciase una campaña de firmas por la zona para hacer fuerza en el Ayuntamiento.Con un encabezamiento escrito de su puño y letra logró 404 rúbricas que su madre registró en el Consistorio a finales de octubre. Por desgracia, la instancia, cuya copia aún conserva (con firmas incluidas), nunca tuvo respuesta oficial (sí que recibió algún comentario ambiguo a través de otros canales) y la sequoya se quedó sin celebrar la Navidad de ese año y los siguientes. En otros puntos de Allende el Río sí que se colocaban adornos, pero en este, el que quería este joven, no. Como era de esperar, se llevó una gran desilusión.
El giro a esta historia se produjo hace unas semanas y la sorpresa ha sido mayúscula, al igual que la alegría que se llevó Sendino, que estuvo presente en el primer alumbrado y sacó varias fotografías para documentar este hecho que, para él, será inolvidable. En algunas, obviamente, aparece posando con él. Además, asegura que otros vecinos del barrio se alegraron cuando vieron las luces en el árbol.