La sombra de Sánchez

Agencias
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El presidente emula el esquema de Gobierno de González y Guerra y hace de la sevillana su mano derecha en el Ejecutivo y el PSOE

La sombra de Sánchez - Foto: Alberto Ortega

Pedro Sánchez siempre ha expresado su orgullo por el legado de Felipe González pese a las diferencias surgidas entre ellos en los últimos tiempos, la más reciente a consecuencia de la amnistía. Una distancia que el jefe del Ejecutivo achacó siempre a estar viviendo momentos no comparables y que ayer pareció empequeñecerse, ante una legislatura que se aventura muy dura políticamente. Y es que, el líder del PSOE emuló el esquema que su predecesor utilizó en gran parte de su mandato y apostó por que sea la misma persona su número dos en el Gabinete y en el partido.

De Alfonso Guerra a María Jesús Montero. De sevillano a sevillana. Han pasado casi 33 años para ver de nuevo esta situación. Guerra fue vicepresidente único, sin ningún ordinal ligado a ese cargo y sin ministerio añadido, lo que le llevó a asegurar tirando de su contrastada ironía que él no tenía ningún área concreta de responsabilidad. «Yo estoy de oyente», afirmó.

Sin embargo, el Gabinete de Sánchez sí tiene más vicepresidentas que Montero (Yolanda Díaz y Teresa Ribera), a partir de ahora por debajo en el escalafón, pues será ella quien esté al frente de las reuniones del Consejo de Ministros cuando se ausente el jefe del Ejecutivo. Situarla, además, por delante de Díaz evita dar un poder a la líder de Sumar que incomodaría en el PSOE.

Algunas quinielas barajaban incluso que Montero se hiciera cargo de la cartera de Economía para compaginarla con la de Hacienda, pero el presidente designó al hasta ahora secretario general del Tesoro, Carlos Cuerpo, para asumir las competencias de la ministra saliente.

Deja así margen para que Montero, junto a las tareas propias de su departamento, juegue un papel más político y siga siendo con el titular de la Presidencia y de Justicia, Félix Bolaños, uno de sus puntales en las negociaciones de todo tipo que tendrá que afrontar el Gobierno.

Alto perfil político

Prueba de ello fueron las que ambos protagonizaron con éxito para hacer posible la nueva investidura de Sánchez. No cargar a Montero con las responsabilidades de Economía le permitirá tener más tiempo para su labor como vicesecretaria general del PSOE, ese cargo que desde que lo abandonó Guerra en 1997 fue desapareciendo y surgiendo de nuevo y que ella desempeña desde 2022.

La señal es clara. Para esta legislatura se quiere a ministros de alto perfil político, tal y como explicó el líder del PSOE al nombrar a su nuevo Gabinete el mes pasado.

Desaparece la Vicepresidencia cuarta que hasta ahora ocupaba Montero y, por tanto, se repite lo sucedido en la legislatura anterior, que comenzó igualmente con cuatro vicepresidencias que quedaron reducidas a tres cuando en julio de 2021 Carmen Calvo salió del Gobierno.

Además, se refuerza el papel de José Luis Escrivá (otro de los que se situaban como aspirantes a ministro de Economía) al sumar a su cartera de Transformación Digital las competencias de Función Pública que estaban ligadas a Hacienda.

Con esta remodelación el presidente evidencia su confianza en una persona como Montero, que le ha acompañado desde que accedió al Palacio de la Moncloa tras la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 y da entrada a savia nueva pero a la vez continuista en el Ministerio de Economía.

A corto plazo, en medio del combate político por la ley de amnistía y las conversaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial, la negociación presupuestaria, que Montero confía que llegue a buen puerto en el primer trimestre del año, se presenta como uno de los principales retos de este Gabinete tempranamente remodelado.

Con la vista puesta mucho más allá, se abre ahora la incógnita de si Sánchez ha querido hacer algo más que un movimiento puntual y ha ascendido a vicepresidenta primera a una persona en la que puede estar pensando como su sucesora, como futura cabeza de cartel socialista. 

Para saberlo, como poco y según sus intenciones, queda algo menos de cuatro años.