Sari Fedz. Perandones

Al revés

Sari Fedz. Perandones


Danas

22/09/2023

Los bordes de este verano al que le cuesta irse, y que nos está regalando noches sin chaquetilla, serenas, de farolillos y cañas,  nos tiene sumidos en la perplejidad de unas tormentas que en el nuevo lenguaje han devenido en llamarse Danas. Arrasan España de norte a sur dejando víctimas mortales y destrozos terribles, como aquellos vientos proféticos en Cien años de soledad. La fuerza del agua es tremebunda, asoladora, si viene de los cielos. Si viene de la clase política, se convierte en destructiva. Ahí estamos. Asistiendo a un espectáculo constante de cambalaches, desafíos, descaros y delitos que ya han perdido su nombre. No me explico cómo se ríen tanto los políticos en circunstancias como estas. Bueno, sí. Porque la política de la desprogramación a la que nos están sometiendo, triunfa con más facilidad de la que ellos mismos suponían. Aprovechando crímenes y besos, tratan de indignarnos por esas cuestiones menudas, para no pensar en la vendetta de nuestro país, España, ya semiderrotada, y que por mor del progreso, cualquier día de estos nos lo explicarán de esa manera tan peculiar con la que manejan mentiras y contradicciones. A mí de momento no me desprograman: El del beso tenía que estar en la cárcel hace tiempo. Pero no. Mala suerte que el chico además de forrarse a costa del fútbol y sus trapecerías, se comportara como un hortera sin educación en un momento de euforia, aprovechado sibilinamente por los programadores de la cosa, para confundir un atrevimiento muy molesto -o no- con un proceso indecente que les viene al pelo para fortalecer su nuevo catecismo. Mientras tanto la maestra cariñosa, la que se echa al cuello de cualquier traidor, mandando. Una tormenta sin precedentes. Una Dana repugnante tan poderosa y peor que el agua que atraviesa España. Y mientras tanto, un periodismo cutre, vulgar, chismoso y cobarde, venga a hacer sangre del dolor, del crimen, de noticias que exigen discreción y respeto -exigían- antes de la nueva programación.  He leído una frase en el magnífico libro Los años, de Annie Ernaux, que dice: «El objetivo de la vida sería transmitir lo aprendido». Y yo, como muchos de ustedes que lo hacemos por inercia, me resisto a ser reprogramada a estas alturas. Y a esperar este otoño y ver en qué damos.