El Real Madrid no pudo revalidar el título de campeón de Europa tras ceder en la final de la Euroliga ante el Panathinaikos en un enfrentamiento que encaró con buenas sensaciones pero que se le escapó de las manos tras una segunda parte para el olvido (80-95).
Si hace una temporada el conjunto blanco levantó el torneo a la heroica, remontando un 0-2 adverso en 'playoffs' contra el Partizan e imponiéndose con una canasta agónica de Sergio Llull ante el Olympiacos en la final, esta vez aspiraba a hacerlo por aplastamiento.
El Real Madrid pierde la final de la Euroliga - Foto: EFE/EPA/RONALD WITTEK
Sin embargo, ser mejor que todos sus rivales desde que arrancó el curso en la competición ganando diez partidos seguidos hasta el penúltimo paso no fue esta vez suficiente. En ocasiones, especialmente cuando se habla de deporte, las expectativas no se cumplen.
Y eso que el arranque fue estimulante par el Real Madrid, con Eli John Ndiaye exprimiendo al máximo la oportunidad de ser titular para firmar ocho puntos seguidos que incluyeron dos triples y pusieron a los suyos en la buena senda. Sin embargo, pronto apareció el primer obstáculo. A los tres minutos el pívot Walter Tavares, pieza capital del equipo español, vio la segunda personal.
Eso obligó a darle las llaves del juego interior antes de lo previsto a Vincent Poirier. Respondió el galo, como lo ha hecho durante todo el curso, mientras Dzanan Musa se filtraba con comodidad entre la defensa del oponente y le inundaba de puntos por goteo.
El Panathinaikos lo fiaba todo en ataque al acierto de Kendrick Nunn, que no terminaba de encontrar regularidad en su castigo y encima se cargó con la tercera falta cuando quedaba un minuto para la conclusión del primer acto. Eso obligó a Ergin Ataman a sentarle en el banquillo y, contrariamente a lo esperado, su equipo comenzó a entonarse.
Con Kostas Sloukas en la creación y Mathias Lessort ganándole por momentos una titánica pelea de cincos franceses a Poirier, los de verde se fueron agigantando con un parcial de 2-12. Mario Hezonja, desde el perímetro, frenó el ascenso. Pero Jeraint Grant respondió inmediatamente con la misma moneda y Luca Vildoza situó a los suyos a solo uno.
Dos triples de Musa y Campazzo acabaron dando algo de aire a los de Chus Mateo al descanso (54-49, min.20), parón en el que aprovecharon los júniors del Real Madrid para exhibir sobre el parqué el trofeo logrado en esa categoría, abanderados por Hugo González y Egor Demin.
El retorno a la acción trajo consigo las terceras personales de Tavares y Campazzo, solo tres puntos del equipo blanco en siete minutos, y la primera ventaja del Panathinaikos; con un triple de Nunn como colofón a un 2-9 favorable. El tramo de oscuridad del Real Madrid podía haber sido anecdótico, pero implicó que se encendiese aún más a la intimidante afición de los griegos.
Malos augurios que exigían una reacción urgente al conjunto blanco, que no llegaba desde la línea de tres, donde los madridistas lo intentaban con recurrencia llegando a encadenar numerosos fallos seguidos. Encima Poirier, en mitad de algunas decisiones arbitrales que descentraron al equipo, acabó viendo la cuarta personal. En cualquier otro contexto ese cúmulo de funestas circunstancias adversas podía haber sepultado las opciones del Rea Madrid, pero solo encaró con tres puntos de desventaja los diez minutos decisivos (61-64, min.30).
Condicionado por las faltas de sus hombres clave, el Real Madrid tuvo que echar un poco el freno de mano a la hora de defender, dándole capacidad para pensar a Sloukas. El heleno pudo poner la guinda con dos triples letales, pero el efecto de estos se vio minimizado porque Sergio Llull hizo lo mismo en el otro aro, sacando a los suyos del bucle de los lanzamientos lejanos marrados.
Sobrevivió ahí el plantel madridista, aunque no pudo ir más allá. Dos canastas de Nunn y un triple de Konstantinos Mitoglou asentaron a los de Atenas sobre el pedestal de los diez puntos, con Campazzo y Poirier ya excluidos.
El resto para el Panathinaikos fue conservar ese premio para obtener su séptimo título, lo que le consolida como el tercer club más laureado por detrás del propio Real Madrid (11) y del CSKA de Moscú (8).