España ha retirado a su embajadora en Argentina, que equivale a una certificación del deterioro en las relaciones entre los dos países, situación muy grave desde el punto desde el punto de vista político y económico. La situación la ha provocado un presidente atrabiliario e irresponsable, Javier Milei, y un gobierno español con presidente y ministros que actúan condicionados por unas iniciativas que ha marcado, desde la retaguardia, la mujer de Pedro Sánchez. Incluida la insólita decisión presidencial de detener su actividad durante cinco días para reflexionar sobre su futuro.
A Begoña Gómez probablemente la salvará la justicia, pero gran parte de la opinión pública piensa que ha utilizado su situación en propio beneficio, sobre todo en el aspecto laboral; con la consiguiente repercusión en sus ingresos. Y que lo ha hecho con el consentimiento de su marido, que en estos momentos aparece ante esa opinión pública como un dirigente condicionado por los negocios no suficientemente explicados de Begoña Gómez. Ya puestos a hablar de asuntos familiares, tampoco ayuda a la imagen presidencial su hermano músico que para pagar menos impuestos se ha comprado una importante propiedad en Portugal, con pago a través de dos talones bancarios que no se corresponde con los ingresos del ya llamado "hermanísimo", término que no se escuchaba desde tiempos pretéritos.
Pedro Sánchez no disimula su indignación por la imagen que se está dando sobre su mujer. Pero en lugar de ofrecer las explicaciones oportunas, que sería lo inteligente además de lo que pide la ley de Transparencia, el presidente arremete contra los medios de comunicación que no le suelen bailar el agua, medios a los que ya no les importan las presiones porque, al igual que ocurre con determinados jueces y fiscales, hace tiempo que conviven con ella. Y también con las amenazas.
Lo que quizá no sabe Sánchez, encerrado en su jaula de oro de Moncloa, de la que apenas sale excepto para cumplir con su agenda oficial, es que entre los socialistas empiezan a advertirse señales de incomodidad por los asuntos protagonizados por Begoña Gómez. Incluso indignación, más que incomodidad. Tras un excelente resultado en Cataluña empiezan a aparecer nubarrones que podrían poner en riesgo el proyecto de colocar a Salvador Illa al frente de la Generalitat; los sondeos que apuntaban el crecimiento del PSOE de cara a las elecciones europeas son sensibles a las noticias protagonizadas por Begoña Gómez, que se ha convertido en un personaje que provoca fuerte rechazo, y el empeño en no aclarar qué hace, qué hizo, a dónde viajó, por qué y para qué, son ya motivo de memes, método que a través de las redes tienen máxima influencia a la hora de potenciar o destrozar biografías.
En España no hay un estatuto para la pareja del presidente, ni se ha echado de menos. Ninguna de las mujeres de los presidentes ha dado motivo para la alarma. Hasta ahora. Y los sonidos de esa alarma empiezan a preocupar incluso al sanchismo más incondicional.