La llegada de la muerte, aunque nadie la espere con los brazos abiertos, es inexorable. Pero el excesivo calor veraniego incrementa el riesgo, especialmente entre las personas mayores de 65 años, que son el colectivo más afectado. En líneas generales, son los más sensibles a estos cambios.
«La asociación entre altas temperaturas e incrementos en la morbimortalidad es muy robusta. Numerosos estudios epidemiológicos muestran un aumento significativo de la mortalidad por encima de un determinado umbral térmico», asegura el director general de Salud Pública y Equidad en Salud del Ministerio de Sanidad, Pedro Gullón Tosio, en el prólogo del Plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de la temperatura sobre la salud, que entró en vigor el pasado 16 de mayo y que se prolongará hasta el 30 de septiembre.
El objetivo de este documento, que se aplicó por primera vez en el verano de 2004, es reducir el impacto en la salud de la población del exceso de temperatura, que, según explica Gullón, «incide directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias». El Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), que fue desarrollado en el marco de este plan, está respaldado científicamente por el Instituto de Salud Carlos III (Isciii), el organismo de referencia nacional e internacional en investigación biomédica y salud pública de España.Entre otras cuestiones, se dedica a analizar el exceso de muertes que se producen en el país.
En este marco, el Isciii atribuye a las altas temperaturas la muerte de 221 palentinos con más de 65 años a mayores de los calculados desde 2015 si el mercurio no se elevase tanto en los meses más calidos del año, aunque el comportamiento por ejercicios no es similar. La cifra más alta corresponde a 2022, cuando se atribuyeron hasta 85 fallecidos más por culpa del excesivo calor durante los meses de junio (23 fallecidos), julio (42), agosto (19) y septiembre (1).
El pasado verano se alcanzó el segundo dato más alto de la estadística palentina, con 35 decesos de más, de los cuales 25 tuvieron lugar en agosto, ocho en julio y dos en junio. La misma fuente calculó una tasa de defunciones excesivas atribuibles a las altas temperaturas por 100.000 habitantes que rondaba entre el 3 y el 5%, la segunda más baja de Castilla y León y una de las menores de España.
Las cifras de ejercicios anteriores fueron más bajas y oscilaron entre los seis fallecidos de 2015 y los 22 de 2017 y 2016. En 2018 se culpó al alto calor del fallecimiento de ocho personas más; en 2019, de 12; en 2020, de 16; y en 2021, de 15.
MAYORES DE 85 AÑOS. Desde Sanidad detallan que, desde un punto de vista social, la marginación, el aislamiento, la dependencia, la discapacidad y las condiciones de habitabilidad de las personas con menos recursos «añaden factores de riesgo que hacen aún más vulnerables a estos colectivos», pero el peso de la edad, al menos en Palencia, es el principal. De las 221 muertes que recoge el Isciii, 138 se atribuyen a mayores de 85 años (el 62,44%). En cambio, entre los menores de 44 años no se cifran más muertos de los calculados sin el componente adicional de las altas temperaturas y únicamente cuatro entre los palentinos de 45 a 65 años.
Otros colectivos de riesgo son los menores de cuatro años, las mujeres gestantes, los enfermos cardiovasculares, respiratorios, mentales y crónicos, los pacientes con tratamientos diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y tranquilizantes; las personas que sufren trastornos de la memoria o dificultades de comprensión y los que sufren males agudos durante los episodios de temperaturas excesivas, entre otros. No obstante, estas circunstancias no han sido, al menos hasta la fecha, causas que hayan afectado por exceso a menores de 45 años en Palencia.
Los cálculos, según explican desde el Iscii, se llevan a cabo a partir de la comparación de series históricas de mortalidad y temperatura en España. Además, recuerda que se trata de estimaciones por exceso o defecto (podría darse un número negativo por calcular una cifra mayor al resultado final) y que «no se pueden asignar a un determinado número de muertos por calor».
Por último, cabe destacar que el Iscii estima el exceso o defecto de fallecidos durante todos los días del año, por lo que en los meses de invierno atribuye esas muertes de más al frío.Desde 2015 fueron 10.
SANIDAD MANTIENE EL RIESGO EN 33 GRADOS. El umbral de impacto en la salud está fijado en la provincia en 33 grados centígrados, la misma temperatura que el verano pasado, se tomó por consenso entre la Escuela Nacional de Sanidad (ESN) y el Instituto de Salud Carlos III(Iscii), según la información publicada en el Plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud. Para ello, tuvieron en cuenta variables como la mortalidad diaria a nivel provincial y la temperatura máxima diaria registrada en el observatorio meteorológico de la finca de Viñalta entre 2009 y 2019. Inicialmente se incluyeron observaciones relativas a 2020, pero, tras una exploración descriptiva inicial, los datos de este último año fueron descartados por presentar destacadas anomalías de mortalidad, «posiblemente debidas a la emergencia de la pandemia de la covid-19 en España»
Esta cifra se utiliza, junto a la temperatura máxima prevista con una persistencia en el tiempo de tres días, en la fórmula matemática que asignará los niveles de riesgo para la salud ante el excesivo calor. Según el resultado se determinará la ausencia de riesgo (al que se ha asignado el color verde o cero), el bajo riesgo (amarillo o uno), el riesgo medio (naranja o dos) y el alto riesgo (rojo o tres).
En la página del Ministerio de Sanidad existe un apartado en el que se van actualizado diariamente los niveles de riesgo de todas las capitales de provincia y existe un servicio de suscripción gratuito para conocer las alertas vinculadas a la subida del mercurio y las temperaturas por correo electrónico y SMS que estará activo hasta el 30 de septiembre. El ámbito es provincial, por lo que, en el momento de la suscripción, hay que señalar una.
AÑOS ANTERIORES. Únicamente se alcanzó el nivel tres en trece días de las últimas campañas, aunque hay que subrayar que ocho se registraron en 2023 y cuatro, en 2022. La restante data de 2020, aunque también es cierto que el umbral descendió el año pasado a 33 grados.En los cuatro anteriores era 0,9 grados superior. La variación restante entre 2023 y los ejercicios previos es que el plan estuvo activado durante 137 días (del 16 de mayo al 30 de septiembre), mientras que en el resto comenzó el 1 de junio y concluyó el 15 de septiembre, extendiendose durante 107 días.
Además de los ocho días rojos de 2023, hubo riesgo naranja en nueve jornadas y amarillo en 28. Es la segunda cifra más alta, solo por detrás de 2022, cuando hubo cuatro avisos rojos, 16 naranjas y 21 amarillos. En los tres años anteriores, los días de alerta no superaron la veintena: en 2019 fueron 16 (nueve amarillos y siete naranjas); en 2020 hubo 18 (trece de nivel 1, cuatro de nivel 2 y uno de nivel 3) y en 2021 se registraron once, todos ellos bajos.
TEMPERATURA MÁS BAJA. Por último, subrayar que el plan de 2024 asigna a Palencia el umbral más bajo de Castilla y León. En Ávila son 33,6 grados; enBurgos, 34 grados; en León, 33,2 grados; en Salamanca, 35,3 grados; en Segovia, 34,7 grados y en Soria, 33,9 grados. Las cifras más altas se corresponden con las provincias de Valladolid (36,9) y Zamora (36,1).