Nació en la céntrica calle Mancornador en 1961 y recuerda que su infancia fue la propia de una época en la que se jugaba mucho fuera de casa, más aún si no pasaban coches y el peligro era inexistente. La chavalería era feliz con aquellos días plenos, bien repartidos entre las clases y las carreras, las peleas, los mil y un juegos al aire libre y alguna que otra picia. Fue el segundo de cuatro hermanos.

Javier Maestro Vacas fue al Jorge Manrique y reconoce que el colegio como tal le gustaba, al igual que su ubicación junto a la iglesia de San Miguel, y también los compañeros. «Lo que no me gustaba era estudiar, pero al terminar la primaria, con 14 años, era muy joven para decidir, así que tuve que seguir», comenta. 

Así las cosas, se matriculó en Formación Profesional, en el Virgen de la Calle. Eligió la rama de electricidad, pero solo completó los dos primeros cursos. Después tuvo que repetir y ahí ya sí decidió no seguir adelante y lanzarse al mundo laboral. «Me fui a una obra a pedir trabajo, pero solo estuve un día porque al ir a hacerme los papeles para el contrato, comprobaron que con 16 años no tenía la edad suficiente, así que no pudo ser», rememora.

Aquella primera experiencia frustrada, que murió casi antes de nacer, no debilitó la voluntad de nuestro protagonista; muy al contrario, la afianzó. «Lo que yo quería era trabajar y ganar un dinero», apostilla.

*Más información en la edición impresa y en la app de Diario Palentino