Gaudí en el Cerrato

Fernando Pastor
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Baltanás, Torquemada, Dueñas y Tariego son poblaciones cerrateñas con una gran tradición bodeguera.

Gaudí en el Cerrato

El pasado 30 de septiembre, Diario Palentino se hacía eco de un proyecto pionero de monitorización de bodegas en remoto protagonizado por Baltanás junto con el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), dentro del programa Driehaus para la conservación y el mantenimiento de construcciones populares, proyecto que conllevaba la creación de un centro polivalente de programación cultural.


Las bodegas son unas construcciones subterráneas ligadas a la proliferación de viñedos. En ellas se guardaba el vino y en algunas (las que disponían de lagar) también se elaboraba.


Existen desde hace cientos de años. La primera noticia escrita que se tiene de ellas data de 1211, cuando Alfonso VIII vendió una al monasterio de las Huelgas Reales, por lo que ya existían antes.

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Presentes en prácticamente todas las localidades cerrateñas, alguien las denominó arquitectura sin arquitectos porque se hacían sin planificación previa, lo que explica que tengan plantas y fachadas diferentes, aunque poseen una serie de denominadores comunes: chimeneas para hacer lumbre en el interior, poyos de piedra adosados para sentarse a charlar con los vecinos, respiraderos, cotarros que formaban con la tierra extraída al excavar para construirlas y que era echada por encima para que la bodega quede aislada tanto del frío como del calor y la temperatura en el interior sea constante, etc.


Los respiraderos son esenciales ya que la uva al fermentar produce tufo, un gas letal que hay que evacuar. Para comprobar si aún queda tufo en el interior o ya hay oxígeno limpio, se usan varias técnicas: entrar con una vela encendida o introducir zarzas encendidas por una cavidad denominada por ello zarcera (el fuego necesita oxígeno para mantenerse, por lo que si se apaga la vela o la zarza es que no hay suficiente oxígeno y, por tanto, prevalece el tufo), u otras más crueles como meter un pájaro o un gato (si caen fulminados es que aún queda tufo).


Muchas son las localidades cerrateñas que disponen de tal número de bodegas que forman verdaderos barrios y en algunos casos están intercomunicadas. En algunas de estas localidades están declaradas Bien de Interés Cultural como patrimonio cultural etnográfico.

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Uno de los barrios más espectaculares de bodegas es el de Baltanás. Son 374, superpuestas en 6 alturas entre dos cerros (El Castillo y La Erilla).


Desde la lejanía, lo que más se aprecia son las chimeneas, que recuerdan la arquitectura de Gaudí. Tanto, que parecen miniaturas de la Sagrada Familia de Barcelona.


Sin embargo, dada la antigüedad de estas construcciones, más bien podríamos decirlo al revés: que este monumental templo barcelonés se parece a las bodegas de Baltanás. No en vano, todo apunta a que está inspirado en ellas.


Según esta hipótesis, el arquitecto Antonio Gaudí viajaba en tren desde Barcelona a León, con motivo de la construcción en Astorga y León de sendos palacios diseñados por él, y al pasar por el Cerrato le llamó sobremanera la atención al ver muchas chimeneas juntas saliendo de un montículo (al ser construcciones subterráneas, no salían de ningún tejado visible). Se alojó en Venta de Baños y desde allí se desplazó cada día a un pueblo de alrededor, para verlas de cerca. Quedó prendado de las de Baltanás, hasta el punto de inspirarse en ellas para sus obras más importantes: la Sagrada Familia, el Parque Güell o la famosa Casa Milá, más conocida como La Pedrera. Así, las características de estas bodegas (piedras superpuestas, fachadas inclinadas, chimeneas torcidas…, propias de construcciones populares como son las bodegas), inspirarían la importante obra de Gaudí. De hecho, las chimeneas de La Pedrera son muy similares a las de las bodegas baltanasiegas.


Un sacerdote palentino, conocedor de esta hipótesis, viajó a Barcelona para ver in situ estas construcciones del famoso arquitecto catalán, y allí contactó con la escritora Ana María Ferrín, una de las personas que más ha investigado sobre Antonio Gaudí. Le expuso el tema, y ella investigó, dando como fruto el libro Regreso a Gaudí, publicado por Jaraquemada Editores en 2005.


En este libro hay un capítulo titulado Antonio Gaudí y Baltanás. ¿Partió de aquí la inspiración del Genio?. Incluye muchas fotos de las bodegas de Baltanás, y aprovecha para contar cómo se hacía la vendimia y la elaboración del vino que luego se guardaba en las bodegas.


Torquemada, con casi 500, representa la mayor concentración de bodegas de Castilla y León y constituyen uno de los mejores conjuntos de arquitectura popular relacionada con el vino. No en vano la localidad tuvo sobreabundancia de vino y contó con alcoholera, fábrica de odres y pellejos, etc.


En Dueñas se ha creado la ABCD (Asociación de Bodegas y Cuevas de Dueñas).


Caso paradigmático es el de Tariego de Cerrato. Ubicada en el margen izquierdo del río Pisuerga, el gran número de bodegas subterráneas, incluso en pleno casco urbano, provocó la aparición de grietas en la carretera que atraviesa el pueblo. La profundidad de estas grietas alarmó a los vecinos, hasta que el día 29 de noviembre de 1960 se produjo un corrimiento de tierras inclinando el pueblo hacia el río, poniéndolo en peligro de ser engullido por el Pisuerga.


En la actualidad, la drástica disminución de viñedos ha modificado el uso de estas construcciones singulares. Ya no sirven tanto para elaborar vino como para actividades lúdicas (meriendas entre vecinos y amigos), instalación de negocios de restauración culinaria, centros de exposiciones e incluso como reclamo de enoturismo.