La Asociación Cultural Barrio Barruelo, y ya van 33 ediciones con la que se llevará a cabo este año, regresa esta Semana Santa con la escenificación viviente de La Pasión y Muerte de Jesucristo mañana viernes, a las 22 horas, en el magnífico escenario que está situado a las puertas del edificio monumental de La Casona.
El director de la representación, Justo Arnáiz, mantiene la confianza, pese a que el tiempo parece que no será el mejor, en que centenares de guardenses y visitantes se den cita un años más y respalden a los cerca de 40 actores de este año, frente a los 70 de 2023, que actuarán con una pérdida que viene derivada de la despoblación porque mucha gente abandona la localidad para residir fuera por motivos laborales.
«Hay que hacer dobles papeles y llevamos dos años ya con cambios en el escenario, en el que hemos quitado partes que estaban un tanto estropeadas. Se ha cambiado un poco de estética, caso de la Última cena en las cruces, donde sale Pilatos, y en el Partenón también hemos puesto una plataforma nueva. Además, se continúa con la representación de 33 escenas», explicó a DP Justo Arnáiz.
El año pasado, en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, ya se incorporó un diálogo con un centurión, que es cuando Jesús cura al criado de un romano. Era una escena que se pretendía dar una vuelta y cuyo resultado la organización cree que ha quedado muy vistoso.
En la Asociación Cultural Barrio Barruelo la implicación de algo que se siente como propio no ha variado. «En el grupo, al margen de los actores, los que organizamos un poco todo somos solo ocho persona entre hombres y mujeres. Unos preparamos la ropa utilizada y, otros, los escenarios. Los vecinos que intervienen en la Pasión ensayan un mes y medio. El más pequeño puede que tenga unos siete años y la persona de más edad cuenta con 70, que es una mujer que representa a la Magdalena», expone.
Hay que recordar que ya en la pasada edición de la Pasión viviente Guardo recuperó el esplendor del Palacio del Arzobispo Santos Bullón, conocido como La Casona, tras una reforma que supuso actuaciones tanto en su fachada como en el tejadillo y fue llevada a cabo por la empresa Fernando Rivero e Hijos SL, con el proyecto y dirección del arquitecto Jesús Castillo Oli, de la Fundación Santa María la Real.
Durante las obras se trató la piedra, la carpintería y rejería de puertas, ventanas y balcones, para lo que se ha contado con el trabajo del herrero José Javier Castrillo, encargado de realizar la reparación de las rejas y los adornos de metal de las mismas. El artista también contribuyó elaborando una llave en hierro para la puerta principal.