La veteranía es un grado, a pesar de la juventud de muchos de sus participantes, y el desfile infantil que organiza el colegio Divino Maestro por el centro de la capital dejó, en su décima edición, un atractivo poso por el esfuerzo conjunto de la comunidad educativa para representar la Pasión palentina con todo lujo de detalles.
Los alumnos se abrieron paso con cruces y estandartes y una banda de tambores encabezando el desfile -compuesta por los estudiantes de más edad- y, a continuación, los más pequeños, todos cofrades ataviados con túnicas, azules y campirotes de un llamativo naranja fosforito. Junto a ellos, pasos elaborados a mano con las andas de madera y las imágenes realizadas en ocumen y convenientemente pintadas y vestidas para la ocasión.
Intercaladas en distintos puntos de la procesión, no faltaron las manolas, tocadas con mantillas y vestidas de negro, como es preceptivo, y a continuación los profesores apoyando también.
El desfile, que duró unos 90 minutos, partió a las 12 horas de la cofradía del Santo Sepulcro, que cede sus instalaciones para dejar un día antes la ropa y los pasos y así preparar el desfile. Participaron unas 250 personas entre alumnos, desde tres años a cuarto de la ESO, profesorado y comunidad educativa, con el respaldo de la Hermandad de Cofradías Penitenciales.
El recorrido por el casco histórico, incluida la calle Mayor, discurrió por Valentín Calderón, Don Sancho, Joaquín Costa, plazuela de la Sal, plazas Mayor y San Francisco, además de las calles de Ignacio Martínez de Azcoitia y Lope de Vega. El primer paso portó a Jesús el Nazareno prendido a una columna, junto a un soldado romano con el látigo y la imagen de una madre con su hijo. El segundo fue el de Jesús en la Cruz, mientras el tercero escenificó a la Virgen de la Soledad bajo palio.