Pedro Sánchez dice de sí mismo y, presume ante Alberto Núñez Feijóo, de ser un líder internacional que puede arreglar el problema de Oriente Medio. Me pregunto si tuvo un ataque de ego y realmente cree que es un líder del mundo mundial. Pero mientras se hace autopropaganda, sus socios independentistas se ríen de él y constatan en público que la palabra del Presidente no vale nada, que es papel mojado. La del Presidente, la de la mayoría de sus ministros y la de los dirigentes del PSOE, porque Sánchez no está solo en lo que hace y dice.
Solo hay que recordar como el pasado lunes el señor Pere Aragonès, el Muy Honorable Presidente de la Generalitat, dejaba dicho en el Senado que "la amnistía dejó de ser inconstitucional e imposible como sucederá con el referéndum". Yo creo al señor Aragonés. Con Pedro Sánchez como Presidente de Gobierno es posible el referéndum y lo que se les antoje a los independentistas o a cualquiera al que el Presidente necesite para seguir en el Poder.
Lo sorprendente es que la bancada socialista no dijo ni "mu". aguantaron impertérritos los ataques del señor Aragonés sin siquiera sonrojarse.
El señor Pere Aragonès, que debe de querer competir con Sánchez en lo que autoestima se refiere, días antes de su llegada a Madrid aseguraba que acudiría al Senado para "trolear" al PP. En realidad, a quien troleo fue al Presidente, a su gobierno y al PSOE y, desde luego, a todos los senadores socialistas que optaron por el silencio de los corderos. A estos sí que el señor Aragonés troleó de lo lindo.
Trolear, según el diccionario de la RAE, es publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o alguien o entorpecer la conversación.
Imagínense que alguien dijera que va a presentarse en el Parlamento de Cataluña a "trolear" a Esquerra, a Junts o a otros. La que se armaría.
Hablar, debatir, mantener posiciones enfrentadas, incluso escuchar, eso es lo que los ciudadanos esperamos que hagan nuestros representantes, no que se marquen una de "chulería" barata diciendo que van a una Cámara a trolear.
Pero, con chulería incluida, el señor Aragonés adelantó por donde va a ir el futuro. La verdad es que el señor Aragonés, tanto como el señor Sánchez, me recuerdan muchísimo a Benjamín Netanyahu en sus intentos de dar una estocada al Estado de derecho, denostando al Tribunal Supremo. Lo que vienen a defender los independentistas, con el señor Puigdemont y el señor Aragonés en cabeza, es que si las leyes y quienes tienen la obligación de aplicarlas no están de acuerdo con sus intereses políticos, pues peor para las leyes y los que las deben hacer cumplir.
Pero a lo que vamos. Lo más interesante de cuanto dejo dicho el señor Pere Aragonés en el Senado es que expuso cuál es la hoja de ruta del futuro inmediato. Ha habido amnistía y habrá consulta.
¿Alguien lo duda?