El mundo de la hipnosis está repleto de misterio a la par que de tópicos. Desde dormir a una persona hasta hacer que confunda su personalidad con la de una gallina, el asombro del público es la tónica más habitual en los espectáculos de esta índole.
Si alguien sabe de esta práctica es desde luego Jeff Toussaint, un célebre hipnotista que acumula más de tres décadas como profesional de la comunicación, la sugestión y el lenguaje no verbal. Ha llevado sus shows por todo el mundo y ha dejado patente su talento en la televisión gracias a sus múltiples apariciones enEl Hormiguero. Mañana llega a Guardo, tras pasar por varios pubelos de la provincia, para ofrecer su show El hipnotista 2.
¿Cómo llega a ser hipnotista?
Lo primero que quiero decir es que la hipnosis no existe, es una capacidad que todos tenemos. Cualquier forma de comunicación o sugestión es hipnosis. A lo largo del día, estamos de forma cíclica de 45 a 90 minutos en este estado.
Usar las palabras exactas y el lenguaje no verbal logra disociar a una persona de su entorno, y eso hace que capte mejor los mensajes. ¿Quién aprende esto? El que reconoce los patrones de comunicación: unos lo harán como hipnotistas, aunque otros lo pueden hacer como periodistas o profesores. Al final, todo es el mismo término.
En mi caso lo aprendí de una forma un tanto extraña. Estaba trabajando de joven en una tienda en Venezuela. Mi jefe, en la trastienda, hacía labores de parapsicólogo. Yo no creía en nada de eso, pero lo toleraba. Me enseñó poco a poco los pasos teóricos de la hipnosis. Unos años depués, en una noche de borrachera con mis amigos, les dije que sabía hipnotizar. Lo dije por decir, pero me pidieron que les hipnotizara. Repetí el protocolo que había aprendido y, tras ver que estuvieron 15 minutos cacareando como gallinas, me di cuenta que funcionaba. Pasé a estudiar la hipnosis por mi cuenta y, finalmente, me decanté por aplicarla al espectáculo, que es lo más gratificante.
Lo primero a lo que ha hecho referencia es a que la hipnosis no existe
No existe. Existe la capacidad de comunicación y sugestión, armas que, bien empleadas, consiguen posicionar a las personas a favor o en contra de un objetivo.
La gente tiene un concepto de la hipnosis basado en lo que ve en la televisión, pero hay un proceso previo que nunca se emite, ya que en las retransmisiones se pasa directamente a la acción.
¿Cómo es ese proceso?
Depende del estado de la persona puede ser más largo o más corto. Puedo coger a una persona del público, hacerle un par de pruebas y preguntas, ver que es muy sugestionable e hipnotizarle en segundos, pero no es lo conveniente.
Tiene que ser un proceso lento, con una explicación, para que el público sepa lo que realmente es.
Hay muchos tópicos y creencias en torno a esta práctica, como, por ejemplo, que puede llegar a ser peligrosa. ¿Cuánto de real hay en esa afirmación?
Son habladurías. Hay muchos gremios que intervienen en esto, como los psicoterapeutas, los psicólogos, los neuroterapeutas o los de los propios espectáculos. Unos hablan en contra de otros y viceversa, lo que hace que se genere una cadena de amor y odio en la que se dicen cosas innecesarias.
La hipnosis no es mala, solo que, o entras de forma leve o profunda. Todos acaban entrando tarde o temprano. Es un estado natural del ser humano, una parte de su instinto, que se ha mitificado. Mucha gente piensa que por estar bajo hipnosis puede ser controlada para que haga algo en contra de su moral y valores. Yo, por muy bueno que sea, aunque hipnotice a la persona más siniestra del público, no puedo hacer que mate a alguien, salvo que en su vida normal sí le quiera matar. Es imposible condicionarle para algo negativo.
Ya que destaca que la hipnosis es un estado natural del ser humano, ¿de qué otras formas está presente en la vida cotidiana?
El sistema de enseñanza, que varía según la autonomía, la función de Navidad de los grandes almacenes, la publicidad, la política… estamos sometidos a la sugestión continuamente. Permitimos a menudo que se nos dirija directa o indirectamente hacia algo.
Cuando estás conduciendo y llegas a tu destino, al haber estado concentrado durante el trayecto, no eres consciente de haber pasado por algunas calles, y eso es también hipnosis. En la película Tiburón, cuando escuchas la banda sonora, te entran estímulos de miedo sin necesidad de ver al animal. Un simple comentario de nuestros hijos para que les llevemos al teatro es otra forma de sugestión.